A pesar de no tener la certeza del lugar exacto donde se levantó inicialmente el poblado, pues Floriberto Cardona, un historiador aficionado, con argumentos sacados de las “Crónicas”, ha puesto en entredicho la ubicación en las inmediaciones de Cajamarca y defiende la tesis de que fue en Alvarado, junto al Cerro de La Picota, como lo describen Pedro de Aguado y Fray Pedro Simón.
Sin embargo, ante el silencio de los académicos, en las escuelas siguen repitiendo el cuento que escribió desde España, Lucas Fernández de Piedrahita.
A pesar de haber hecho desaparecer los escenarios deportivos heredados de los IX Juegos del setenta; de haber robado millonadas, de convertirnos en ejemplo de corrupción para el país por estar entre los primeros del ranking, ahora los mismos que cerraron los ojos para no ver semejante esperpento y guardaron un silencio cómplice salen a criticar el esfuerzo que se está haciendo por rescatar en parte lo perdido.
A pesar de ser una de las ciudades de mayor desempleo y de contar con una gran población dedicada al rebusque, nos llenamos de centros comerciales con visitantes subiendo y bajando por las escaleras eléctricas, mirando vitrinas, soñando con la prenda de “marca” para conquistar admiración y orgullos ficticios.
A pesar de un video sospechoso que circula por las redes sociales que ironiza sobre nuestra condición de ciudad musical, porque a unos “extranjeros” no los dejaron entrar al Conservatorio y no pudieron escuchar sino a los músicos de la tercera, pues un taxista no les pudo informar sobre los lugares donde los serenateros se concilian con la música, el maestro Zambrano ensaya con la orquesta y los coros de la Universidad del Tolima o los niños del colegio Santa Cecilia se preparan al ritmo de sanjuaneros y bambucos.
Lástima que nadie les habló de “Los jardines musicales para la convivencia”, tampoco de los cuatrocientas vocecitas que se levantan en diversos escenarios, como lo hacen los duetos del concurso de la Fundación de la Música, que por marzo se toman parques, calles y plazoletas para mostrar las tradiciones, mientras en otra época del año las notas del jazz nos embelesan y las letras del Hip Hop nos hacen sonrojar.
A pesar de las vergüenzas que nos hace a veces pasar el Deportes Tolima, creemos en él, como lo hacemos con las personas que disfrutan los gimnasios al aire libre, la pista de “eskate”, los senderos ecológicos, las ciclorrutas, los jardines en mitad de las avenidas y los festivales de poesía, danza, música y cine, entre otros.
A pesar de los edificios que nos transforman el paisaje y la mendicidad que se asoma por las calles, te queremos Ibagué y este 14 de octubre gritaremos con fuerza:
¡Feliz cumpleaños!
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