Todos los caminos conducen a “Roma”

libardo Vargas Celemin

La protagonista de “Roma” es una indígena chaparrita, antítesis del modelo establecido por Hollywood. Ella corretea por todos lugares de una casa grande tratando de cumplir las múltiples labores de sostenimiento de una familia formada por la pareja, cuatro hijos y la abuela, en un antiguo barrio de clase alta en ciudad de México. Ella no sonríe, pero tampoco se queja, habla lacónicamente con sus patrones y solo pronuncia en mixteco más de cuatro palabras, cuando dialoga con su compañera Adela, indígena como ella.

El director de “Roma” es Alfonso Cuarón (1961) un realizador mexicano que en el año 2014 ganó el Óscar en esta categoría, con la película “Gravity” y representa a esa generación de directores mexicanos que dejaron hace rato la indumentaria y la música de charros y mariachis, para realizar nuevas propuestas como lo hace Cuarón, por ejemplo, incorporar la voz del Leo Dan de la primera época y a varios artistas de la nueva ola Latinoamericana, al igual que la entronización de la radio y la televisión como elementos intertextuales del relato fílmico.

Cleo pareciera cumplir el destino de tanta mujer Latinoamericana que se desplaza a las urbes a trabajar como doméstica y termina embarazada. Fermín, practicante de las artes marciales niega la paternidad y la amenaza, pero ella lucha por tenerlo con la ayuda de sus patrones. Un día descubre que Fermín es un asesino que persigue estudiantes en las calles de la ciudad y por el impacto de verlo ejecutando esa tarea, Cleo rompe fuente y es llevada al hospital donde su hija nace muerta. A pesar de la tragedia ella se sobrepone gracias a la solidaridad de su patrona y al cariño de los niños y cuando uno creyera que se va a desplomar, surge la auténtica luchadora por la vida y, sin saber nadar, se lanza al mar a rescatar a unos de los niños que se está ahogando.

El director asume varios retos y para ello se responsabiliza del guion, también dirige la fotografía y es el editor. Se la juega con el blanco y negro como la combinación perfecta para atrapar el espacio y lograr perfilar texturas como las baldosas del patio. También prefiere utilizar el plano general que le permite conocer la amplitud de la casa, las calles, y hasta esa panorámica sombría de los estudiantes caídos en la plaza de Tlatelolco. Los encuadres son perfectos y el filme se desarrolla con una nostalgia por el pasado, pero también como denuncia contra el PRI que agonizaba por esa época.

“Roma” ya cumplió con suscitar reflexiones y polémicas, ahora solo falta que los Académicos de las Ciencias Cinematográficas, este domingo 23 de febrero, validen las rutas que conducen hasta los “óscares”

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