La defensa del Bosque de Galilea

libardo Vargas Celemin

“La hojarasca era implacable. Todo lo contaminaba de su revuelto olor multitudinario, olor de secreción a flor de piel y de recóndita muerte. En menos de un año arrojó sobre el pueblo los escombros de numerosas catástrofes anteriores a ella misma, esparció en las calles su confusa carga de desperdicios”.

Esta descripción que hace García Márquez de la llegada de la fiebre del banano a Macondo, no dista mucho de lo que puede pasar en el bosque Galilea, con llegada de la explotación de hidrocarburos.

Galilea, bosque de niebla y punto hídrico importante en el suroriente del Tolima. Allí nacen los ríos Prado, Negro y Cunday, que surten de agua a varias quebradas, igual al embalse de Hidroprado. Posee diversidad de flora y fauna, que lo convierte en un espacio de gran biodiversidad, no solo para Colombia, sino para el mundo entero.

Este “paraíso científico”, como lo calificó un artículo de este diario (06 04 2019) comprende una extensión de más de 31 mil hectáreas, ubicadas en Villarrica, Prado, Dolores, Cunday, Purificación e Icononzo. Allí habitan muchas especies de aves, mamíferos y primates que lo tornan en un verdadero laboratorio de investigación, por lo que se requiere con urgencia, según Cortolima, la declaratoria de “Zona de Área Regional Protegida”, que permitirá acciones legales para lograr su protección.

Sin embargo, los peligros que se ciernen sobre la existencia de este gran pulmón ambiental, se materializan con la llegada de multinacionales a la explotación de hidrocarburos, con la anuencia de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales”. La situación no da espera a las leguleyadas del gobierno central, de las que siempre salen perdiendo las comunidades. “La ciudadanía tiene el derecho a informarse y a participar en las discusión si conviene o no la megaminería. Esta decisión no debería ser delegada ni ser impuesta, debe ser democráticamente construida”, nos dicen los expertos que escribieron el libro “15 mitos y realidades de la minería transnacional”.

Las multinacionales de los hidrocarburos han estado explorando la extracción de petróleo con técnicas convencionales, pero no descartan el uso del fracking, rechazado en varios países del mundo. Desde el año 2000 permanecían al acecho de poder intervenir directamente, pero la situación de orden público los había detenido. Con el Acuerdo de Paz vieron la oportunidad e instalaron campamentos, construyeron vías, un helipuerto y deforestaron unas 30 hectáreas, con la vigilancia de los “Héroes de la patria” convertidos ahora en mercenarios de los depredadores de ecosistemas.

Además de las organizaciones comunitarias y entidades oficiales que están trabajando para detener este atropello a la vida, este problema nos compete a todos y se hace necesario que nos movilicemos para defender a Galilea, un compromiso ineludible de quienes amamos este territorio.

lcelemin2@gmail.com

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