Las fotos fusiladas y las sospechosas

libardo Vargas Celemin

El Diccionario de la Lengua Española en su vigésima tercera edición (2014) define el verbo fusilar, en su acepción coloquial, como sinónimo de plagiar, lo que significa que el dossier que fue presentado por el gobierno colombiano ante la ONU, además de contener imprecisiones sobre la ubicación de varias imágenes, se puede constituir en una transgresión a la protección de la propiedad intelectual. La explicación dada por el presidente de que dichas fotos se utilizaron como referencia y que son imágenes de contexto, no exoneran de la obligación de citar la fuente original.

Se ha conocido que no era una sola, sino tres fotos más las que fueron tomadas en Colombia y aparecen como si hubiera sido en Venezuela y publicadas en el dossier que presentó el presidente Duque, para lograr un mayor impacto en su lucha obsesiva en busca de más sanciones para Maduro.

El afán de presentar este documento, nada menos que ante la ONU, sin haber realizado una corrección minuciosa, condujo a los responsables de la publicación a improvisar. Si el Ejército no tenía expertos comunicadores, simplemente debieron contratar profesionales para que asesoraran esta edición y evitar así la vergüenza y el ridículo que se hizo frente a la diplomacia del mundo entero.

Hace menos de un mes, también por culpa de unas fotos, se cayó la imagen de Gualdo, entrañable compañero de lucha del presidente Duque contra Maduro. El autoproclamado Presidente de Venezuela, apareció posando en la frontera con líderes del grupo criminal de “Los rastrojos”, precisamente el día del show mediático de las ayudas humanitarias para el pueblo del vecino país y el gran concierto de solidaridad. Este hecho que llegó a considerarse como un acto heroico al haber vencido la seguridad de Maduro, ahora está en entredicho y la hazaña parece que no fue tal como se dijo. Faltan aclaraciones sobre si estos señores acompañaron a Gualdo para que cruzara a Colombia y si hubo complicidad de las autoridades con tal operativo.

Inicialmente se intentó minimizar la trascendencia de las fotos del dossier. El propio presidente le restó importancia y tildó el hecho como “anecdótico”. Sin embargo, ante la polémica suscitada en la opinión pública, el Ministerio de Defensa presentó disculpas telefónicas por la ubicación errada, y la no citación de sus autores, también llamó a calificar servicios, al jefe de Inteligencia y Contrainteligencia, general Oswaldo Peña Bermeo, como el “chivo expiatorio” de este episodio.

Ahora solo nos resta conocer todo el documento. A lo mejor nos demoremos en tener la edición corregida y aumentada, hasta que se haya aplacado la polémica y el pueblo olvide que el gobierno está dando pésimos ejemplos sobre el respeto que debemos tener por los derechos de autor.

lcelemin2@gmail.com

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