Los regalos del próximo diciembre

libardo Vargas Celemin

Definitivamente hay recuerdos que, a pesar de la acumulación de años, permanecen con todos sus detalles y afloran por estas épocas para llenarnos de nostalgia. Son los regalos de diciembre que hacen parte de la tradición que dejó una impronta imposible de borrar. Aunque ya no profesemos los ritos de la religión católica, no hemos querido liberarnos de las voces infantiles de los villancicos acompañados de tambores y panderetas. Nunca podremos desdeñar ese espíritu festivo, ingenuo y lleno de esperanza que se deslizaba por todos los días del mes de diciembre y que crearon un nicho para defendernos del olvido.

La modesta economía familiar no nos pudo cumplir con las peticiones exageradas que hacíamos en las cartas enviadas al niño Dios o a Papá Noel, sin embargo, nunca faltó al amanecer del 25 de diciembre, bajo la almohada, el pequeño paquete que presurosos destapábamos y en medio de la expectativa terminábamos por aceptar que el carrito de pasta o la muñeca de trapo serían el boleto a nuestra diversión por varios días.

Ahora es bien distinto. No hay ningún misterio en lo que vamos a recibir, no existen fuerzas sobrenaturales que asalten nuestros sueños, simplemente un pequeño paquete colocado en la base del árbol de navidad días antes, nos dice que alguien se acordó de nosotros. El niño Dios ya no aparece como remitente, tampoco Papa Noel. Si tenemos mucha curiosidad, con solo palparlo a hurtadillas descubrimos que es un celular o un perfume, todo depende de quien haya sido el donante. Cuando llega la hora de abrirlos, en medio de gritos, equipos a todo volumen y viejas canciones de “Buitraguito”, nos sorprende la pericia del pequeño vecino operando un dron o el equilibrio de nuestra nieta que trata de salir impulsando una patineta con la imagen de las dos amigas inseparables que ha impuesto Hollywood al mundo infantil: Elsa y Anna.

Pero hay un tipo de regalos que no quisiéramos recibir, son infaltables, nos lo anuncia el gobierno precisamente en los días de amistad y solidaridad, vienen acompañados de esa retórica falsa que utiliza el presidente de turno para engañar el clamor del pueblo, mientras aplica sus cinco sentidos para diseñar las estrategias que logren esquilmar el exiguo presupuesto de los pobres.

Algún día cada colombiano recibirá los regalos que creen lazos de compañerismo y sentimientos de inclusión, paro ello hay que extirpar la corrupción de políticos y funcionarios que se roban los presupuesto; detener las pretensiones del gobierno y rechazar los impuestos que exoneran a los dueños del poder para grabar a los desposeídos.

Preparémonos para que el próximo diciembre, a ritmo de cacerolas, podamos entonar los nuevos villancicos que surjan de la lucha por la igualdad.

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