Nuevo panorama político regional

Siempre que se realizan elecciones regionales y locales hay modificaciones en el panorama político de las mismas, por razones obvias, hay fuerzas políticas nuevas que emergen, otras que pierden apoyo, unas más que desaparecen e irrumpen nuevos liderazgos políticos. Todo eso sucedió en las elecciones del domingo anterior.

Primero, debemos celebrar la victoria de candidatos que estoy seguro le darán tranquilidad y buenos gobiernos a muchas regiones, como los casos de Sergio Fajardo en Antioquia, Aníbal Gaviria en Medellín, Rodrigo Guerrero en Cali, Raúl Delgado en Nariño, Alan Jara en el Meta, Elsa Noguera en Barranquilla y Gustavo Petro en Bogotá. Por supuesto hay otros candidatos que dejan preocupación y sobre los cuales debe extremarse el seguimiento ciudadano.

Segundo, las gobernaciones quedaron de la siguiente manera, de acuerdo con las fuerzas políticas que triunfaron: Partido Liberal seis gobernaciones, Partido de la U, cuatro, Alianza Social Independiente tres, Partido Verde y Cambio Radical, dos gobernaciones cada uno, Mira, Partido Conservador, MIO, Aico y Afrovides una gobernación cada uno y ocho entre coaliciones de partidos y movimientos ciudadanos.

Lo anterior nos refleja un panorama muy variado y sin una fuerza política hegemónica, lo cual sin duda es positivo para nuestra democracia. Quisiera destacar que el Movimiento Mira por primera vez gane una gobernación y tenga el reto de demostrar resultados en la tarea ejecutiva –ya en las corporaciones públicas sus representantes lo habían hecho bien-.

Igualmente, debemos resaltar dos casos de municipios, el de Bello –Antioquia-, donde triunfa el voto en blanco y obliga a repetir la elección, mostrando de esta manera los ciudadanos que no se resignaban a tener que votar por un candidato que se les quería imponer; el segundo caso es el del municipio de Magangué –Bolívar-, donde es derrotado el candidato apoyado por una controvertida empresaria del chance, por Marcelo Torres, un dirigente de la corriente Progresista y que muestra como los ciudadanos pueden llegar a liberarse de presiones y amarres clientelistas o presiones antidemocráticas.

Se debe destacar el triunfo de Gustavo Petro como nuevo alcalde de Bogotá,-expresa el triunfo de ese voto atípico e independiente de las tendencias nacionales de los bogotanos- no sólo por ser el segundo cargo más importante del país, sino por tratarse de un antiguo miembro del grupo guerrillero M-19, con todo el simbolismo que esto conlleva, en el sentido que la democracia colombiana tiene la generosidad de elegir a un antiguo miembro de una organización insurgente, que ha jugado limpio con la democracia, como gobernante de la capital del país.

Adicionalmente con este triunfo es probable que se esté iniciando la construcción de un nuevo movimiento de izquierda democrática, Progresistas, que represente una opción distinta, más flexible y conciliadora, a la de una izquierda más rígida que pareciera ser la posición actual del Polo –fuerza política muy golpeada por los electores, como sanción política por el desastre de la administración de Bogotá-.

Y es que todo pareciera mostrar que tanto el movimiento que ganó en Bogotá con Gustavo Petro a la cabeza, junto con el que triunfó en Magangué con Marcelo Torres en la alcaldía, el movimiento que lideró Raúl Delgado y ganó la gobernación en Nariño, junto con un sector de la bancada del Polo que ha expresado su descontento con el manejo actual de ese partido, podrían ser la base para el surgimiento y la consolidación nacional de ese nuevo movimiento Progresista que todo indica que es necesario, es posible y seguramente será realidad en los próximos meses; un movimiento suficientemente puesto en la realidad y que en esa medida no se sienta el propietario exclusivo de la razón social de la denominación de izquierda. 

La democracia colombiana, con todas las dificultades y defectos que todavía tiene, ha mostrado que está en vías de su consolidación.

Colprensa

Credito
ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

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