Necesarias reflexiones en la Semana Mayor

No hay duda de que cada vez es más imperioso encontrar alternativas de solución definitiva a este enfrentamiento fratricida.

La Semana Santa, para los católicos, debería ser una de reflexión y balances, pero diríamos que igual para los creyentes de otras religiones y para los no creyentes, una oportunidad para pensar seriamente acerca de lo que estamos haciendo, qué resultados está produciendo y cómo deberíamos continuar.

Surge una primera reflexión acerca de nuestro conflicto interno armado; hemos entrado en los últimos tiempos en una lógica de escalamiento de la confrontación en la que pareciera que lo único que se registra es la muerte y la barbarie. Pareciera que solamente se cuentan los muertos de lado y lado y dependiendo de eso se derivan apreciaciones acerca de quién va ganado o perdiendo la confrontación militar. Pero hacemos caso omiso de los seres humanos que pierden sus vidas o quedan lesionados para siempre, en su mayoría humildes compatriotas -muchos de ellos menores de edad- que terminaron por una u otra razón envueltos en el torbellino de la guerra y desafortunadamente ofrendando su vida. No hay duda de que cada vez es más imperioso encontrar alternativas de solución definitiva a este enfrentamiento fratricida y dejar de creer que la solución es seguir escalando la confrontación armada.


Es verdad que las posibilidades de triunfo de las fuerzas guerrilleras son inexistentes en el hoy y el ahora de nuestro país, pero también es verdad que se requiere crear un ambiente de distensión, que contribuya a que se consoliden salidas negociadas que permitan a los colombianos tener perspectivas de futuro distintas al desangre permanente en que hemos estado inmersos en las últimas décadas. El gobierno del presidente Santos creo que tiene la necesaria voluntad política para encontrar salidas honrosas a esta confrontación fratricida y los principales líderes de la guerrilla -tanto de FARC como del ELN- igualmente lo han expresado en pronunciamientos escritos, pero se necesita que con el necesario realismo entiendan que ellos deben dar señales inequívocas de querer transitar el camino de la terminación negociada de esta confrontación y para ello el paso indispensable inicial deber ser un cese unilateral de todas sus actividades militares para que haya la mínima confianza necesaria en la sociedad y el Gobierno, para abrir los espacios de diálogo político, sin espectáculos innecesarios, que permitan, en un corto plazo, terminar con este enfrentamiento que tanto dolor nos ha causado y que ha retrasado nuestros procesos de desarrollo.


Pero, igualmente, esta Semana Mayor es un buen momento para reflexionar acerca de la corrupción que como práctica extendida ha venido produciendo tanto daño a nuestra sociedad, no sólo en los exorbitantes recursos públicos que terminan ilegalmente apropiados por personas inescrupulosas, sino, sobre todo, en el debilitamiento de los valores sociales, en la pérdida de respeto por los recursos públicos y, en general, lo que es propiedad de todos los colombianos. Estas prácticas sólo se pueden ir eliminando en la medida en que haya una consciencia de todos los ciudadanos en el sentido de que los recursos públicos nos pertenecen a todos y, por consiguiente, todos debemos empeñarnos en su cuidado y protección. Cuando una sociedad tiene clara consciencia del respeto por lo público, la convivencia ciudadana se hace más armónica y amable.

Credito
ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

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