USA: Control de armas y asesinatos masivos

No hay duda de que nos impacta a todos la noticia sobre el asesinato de 20 niños en una escuela primaria de Newtown, Connecticut, y la imagen del Presidente Obama, impactado como el que más por este hecho, cuando pidió “medidas decisivas” para evitar estas “tragedias”.

Sin embargo, hasta ahí parece la reacción de un padre que obviamente está compungido fuertemente por este hecho, que desafortunadamente no es el primero y que tampoco sólo se presenta en USA –recordemos igualmente el asesinato masivo de jóvenes en Noruega, para recordar sólo otro caso-.

Por supuesto, su reacción como Presidente de Estados Unidos debe ser mucho más contundente y reflejarse en medidas de política pública.

De hecho, la asociación de alcaldes contra las armas ilegales, copresidida por el alcalde de Nueva York, plantea la necesidad de medidas contundentes contra las armas ilegales, para impedir su circulación.

Sin embargo, todo indica que el problema requeriría medidas mucho más de fondo, que no será fácil tomarlas por la administración actual, porque la circulación de armas en el mercado norteamericano es muy amplia y no es fácil saber cuáles de esas armas que inicialmente pudieron ser legales, se convierten rápidamente en ilegales al cambiar de propietario.

Pero, sobretodo, hay dos elementos que parecen pesar enormemente. De un lado, el lobby de asociaciones como la del rifle, que consideran que este es un derecho fundamental en Estados Unidos –poder tener armas en su casa, en teoría para su defensa personal-, el peso de este tipo de grupos de presión en muy fuerte en el sistema político norteamericano –allí buena parte de las decisiones de política pública están asociadas al juego de presiones de distintos tipos de intereses, cosa que además, hay que decirlo, es normal en una democracia-.

Del otro, hay también una tradición cultural muy fuerte en el sentido de considerar que tener armas es algo que da seguridad y además es un derecho a la defensa –no se trata sólo de lo que aquí denominamos armas cortas como pistolas o revólveres, sino aun rifles, subametralladoras o fusiles-.

Por ello, no va a ser fácil que realmente se tomen medidas de fondo; igual que como sucede en muchas partes, habrá una cierta reacción de momento, pero otra cosa es si se logran tomar medidas legales de fondo y allí el problema es más crítico.

¿Hasta qué punto se puede generar un movimiento en Estados Unidos contrario a la circulación masiva de armas de fuego? No parece tener muchas posibilidades, porque eso sería lo único que podría crear el ambiente social necesario para tomar medidas de restricción que terminen siendo eficaces.

Pero el tema de la amplia circulación de armas de fuego en Estados Unidos, no sólo genera tragedias como la que comentamos, frente a la cual no hay alternativa distinta de una total solidaridad con la sociedad norteamericana y especialmente las familias afectadas; también es un problema para otros países.

Varios analistas mexicanos señalan que buena parte de la violencia que ha sacudido a este país latinoamericano se asocia a la entrada ilegal de armas norteamericanas que al circular libremente en USA fácilmente caen en manos de grupos de crimen organizado que las venden a otros países –también esto afecta a Centroamérica y sin duda a nuestro país-, o se intercambian por drogas ilícitas como cocaína, heroína o drogas sintéticas.

Sin embargo, como se trata de la gran potencia hemisférica, no parece asumirse la responsabilidad por estas ‘efectos colaterales’ en la región.

Buen favor para estos países latinoamericanos sería que los norteamericanos se tomaran en serio el control interno de armas.

Credito
Alejo Vargas Velásquez

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