Realineamientos electorales

En la medida en que se acercan los debates electorales del 2014 las fuerzas y líderes políticos comienzan los tradicionales esfuerzos de reacomodo estratégico y electoral, buscando con ello más que consolidar opciones políticas de mediano plazo, resultados numéricos de oportunidad. Esa es la tradición colombiana de los últimos decenios.

Por un lado, el expresidente Uribe y sus seguidores, agrupados en el Centro Democrático, empezaron la presentación de sus candidatos al Senado y Cámara, tratando de buscar, según lo han expresado, coherencia ideológica que en buena medida se expresa en total identidad con las tesis defendidas por el expresidente en sus dos mandatos. Al tiempo iniciaron la recolección de firmas para avalar sus listas ante el organismo electoral.  

El Partido Verde y el movimiento Progresista cristalizaron su proceso de unidad o convergencia electoral -probablemente más lo segundo que lo primero- con el objetivo de resolver mutuamente problemas de coyuntura; los verdes temerosos de morir en el intento de superar el umbral y los segundos ante la necesidad de adquirir la personería jurídica. 

Se habla de que esta nueva agrupación podría ser el germen de una supuesta tercería presidencial. De nuevo la vieja tradición de crear partidos de ocasión; hay que recordar que en la teoría política los partidos son organizaciones, con identidad ideológica, con estructuras nacionales, regionales y locales, con vocación de permanencia en el tiempo, más allá de los líderes o caudillos de ocasión, pero bueno esa es una práctica que parece ser útil a pesar de no darle ninguna estabilidad al sistema de representación política. 

Recordemos la extraordinaria volatilidad de muchos de los intentos de creación partidista de los últimos tiempos.  

Por los lados de la izquierda política más clásica, hay una buena candidata presidencial, Clara López, pero carece de una estructura partidista sólida, entre otras cosas por los manejos dogmáticos que son característicos en este sector de la política y todavía no es claro el tipo de alianza que se vayan a buscar. Tal parece que los nuevos movimientos políticos, la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, no participarán formalmente en el próximo debate electoral.  

Por los lados de la coalición de gobierno, el Partido Conservador mantiene la ambigüedad acerca de sí sigue en la coalición y hasta cuándo y si presenta candidato presidencial propio o no, pero realmente pareciera que lo que existe es un cálculo político para valorar en los próximos meses si lo que conviene es sumarse a una eventual reelección presidencial o no, dependiendo lo que muestren las encuestas, no sobre los índices favorabilidad, que reflejan la opinión que se tiene sobre una persona en un momento dado, sino sobre intenciones de voto, que muestra por quien, efectivamente, va a votar el encuestado. 

Los demás miembros de la coalición de gobierno se mantienen, aparentemente unidos, apoyando la opción de una eventual reelección del Presidente Santos, pero con tensiones alrededor del llamado ‘Plan B’, porque sin duda el nombre del exministro Germán Vargas no genera consensos en las demás fuerzas, especialmente los Partidos Liberal y de la Unidad.

Lo cual coloca casi como inevitable la candidatura para la reelección del actual Presidente -entre otras cosas cuando se introdujo esa reforma en nuestro ordenamiento constitucional era claro que cambiaban los periodos presidenciales de cuatro a ocho años con una especie de referendo en la mitad para ver si se daba continuidad-. 

Pero esto apenas comienza, así que esperemos muchos movimientos en una y otra dirección acertados unos y desatinados otros, todo se reflejara en la próxima composición del Congreso.


Credito
ALEJO VARGAS

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