Carpe Diem, tras un inesperado cetro

George Wallis

El país está de fiesta con la elección de Paulina Vega, como Miss Universo. A todos los colombianos se nos alborotó el ego con esta noticia, de forma tal que me hace recordar una frase de Hegel, acerca de la necesidad de reconocimiento que quizás nos lleva a celebrar tanto esta ilusoria ‘monarquía’ de la belleza. Esta necesidad de reconocimiento, decía el reconocido filósofo, es el motor de la historia del hombre.

En esencia, los reinados de belleza me parecen parte de una cultura bastante retrógrada, por lo menos tan desfasada del tiempo como las monarquías. Nada más afrentoso, para la dignidad de la mujer, para la formación de las nuevas colombianas llamadas a transformar esta desigual sociedad, que estos eventos.

Pero no puedo ser aguafiestas con este logro y debo asumir una actitud de pragmatismo y de reconocimiento, si es que existen, de descubrir oportunidades en lo que ya está hecho. Y, sin duda alguna, en Paulina Vega, que no en ‘Miss Universo’, encuentro más de una imagen inspiradora para la sociedad.

Los colombianos podrán admirar de Paulina, por supuesto su belleza y sentir que el orgullo de la tribu crece. Pero las colombianas pueden sentirse orgullosas de la capacidad de lucha, del esfuerzo, que Paulina ha hecho para llegar a dónde llegó; podrían inspirarse en la perseverancia y fe en su capacidad de forjar su propio destino trabajando duro.

Recordemos, a propósito, que Paulina nació en Barranquilla y tiene siete hermanos, fruto de matrimonios anteriores de sus padres, por lo que “siempre ha dicho que su casa permanece llena”. Claro, nadie puede negar que la educación de Paulina ha sido privilegiada, como bachiller en Bogotá, del prestigioso colegio Andino (esto sin duda genera una base de autoestima bastante significativa).

Pero, de alguna manera, el hecho de haber sido criada en el competitivo ambiente de las familias numerosas, y en un medio absolutamente exigente, la han llevado a desarrollar las competencias que requería para la carrera que con tanto éxito ha coronado en el mundo de la belleza.

Paulina demostró que representa una nueva generación de colombianas, llamada a transformar este país machista. Su respuesta a una de las siempre difíciles preguntas del concurso lo demuestra. Cuando le preguntaron qué pueden aprender las mujeres de los hombres, respondió: “hay hombres que todavía creen en la igualdad de hombres y mujeres, y eso es lo que las mujeres deberían aprender de los hombres” (nadie recordó la reciente tragedia ocasionada por el celoso y homicida patrullero Bobadilla, en la sede de la Policía Nacional).

Pero, la respuesta más inspiradora fue “los colombianos somos ‘gente perseverante’ y ‘ejemplo de lucha’ por un mundo mejor”.

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