Tras la cumbre tiemblan las fichas del dominó

George Wallis

La Teoría del dominó, que se atribuye al político John Foster Dulles, sirve para explicar y hasta predecir el efecto de sucesos internacionales de gran impacto. Según esta teoría, el movimiento de un país estratégico, ubicado en uno de los extremos del espectro ideológico, podría desestabilizar a todos los países de su área de influencia. Pues bien, la Cumbre de las Américas puso a temblar el dominó latinoamericano.

Los dos países más estratégicos en los extremos ideológicos de América, Cuba y los EE.UU. hicieron un juego perfecto de movimiento de sus propios intereses nacionales ante los demás líderes del continente. La falta de protagonismo de los demás presidentes, incluyendo al anfitrión, fue patética.

Los grandes del hemisferio, como Brasil y México, anulados por sus escándalos domésticos de corrupción, sin alientos para decir esta boca es mía. Los países del Alba, con su cabeza famélica ante las restricciones de sus ingresos petroleros y casi dieciséis años de la más imprudente conducción económica, solo proyectaron una imagen ‘fuera de lugar’, como los comerciales de Davivienda.

Si el dicho ‘RespicePollum’, señala la influencia de Norteamérica en la política colombiana, el equivalente para los gobiernos de izquierda del continente, y toda la cultura socialista de América, es Cuba.

Tras la Cumbre, lo que más claro queda es que la política de Cuba parecería a punto de girar vertiginosamente, empujando a todas las fichas alineadas tras ella. La estabilidad entera de Venezuela, está en juego. Pero detrás de Venezuela van Nicaragua, Bolivia, Ecuador y hasta Argentina.

Colombia, bien librada en la Cumbre, muy pronto deberá tomar la decisión de definir sus fichas de la paz, desmarcándose de Venezuela. Solo de esta manera evitará sucumbir como régimen y comprometer más allá de lo diplomáticamente necesario la bien ganada imagen de seriedad del país. De lo contrario, va a terminar cayendo, cuando el inminente ‘sismo de Obama-Castro’ derrumbe las fichas de Venezuela.

La apuesta de Obama, un presidente afroamericano que desde ya ha partido la historia de su nación en dos, podría terminar partiendo en dos toda la historia de las Américas. Esto lo saben las fuerzas retardatarias del Partido Republicano de EE.UU., que representa a los poderosos intereses anticastristas cubanos, que se niegan a verse avasallados por los demócratas. Ellos van a jugar sus restos contra Hillary Clinton, para evitar que el proceso de reinserción de Cuba, que movería el dominó de la democracia continental, llegue a culminar.

Santos es un reconocido jugador de póker y posiblemente un buen jugador de dominó. Si aprovecha bien el momento que hizo visible la Cumbre, podría ganar en el dominó y también en el póker a muerte que juega contra los contradictores de su imagen y sus políticas.

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