Colombia se crece ante los grandes desafíos

George Wallis

Buena falta estaba haciendo la Copa América como linimento para un país adolorido por: ataques guerrilleros, corrupción en los tres poderes públicos y amenazas de nuevos impuestos. No es raro entonces que Colombia se haya llenado de tantas ilusiones futbolísticas.

Recordemos que nuestra selección por primera vez en su historia reúne a tantos jugadores campeones: David Ospina, campeón de la Copa de Inglaterra, con el Arsenal; Juan Guillermo Cuadrado, campeón con el Chelsea, de la Liga Premier inglesa; Jackson Martínez campeón con el Porto, de Portugal; Teófilo Gutiérrez, campeón con el River Plate, de Argentina; Falcao García, excampeón con el Atlético de Madrid en la liga española y goleador de la Selección Colombia; James Rodríguez, excampeón Mundial de Clubes, con el Real Madrid, y goleador del mundial 2014. Los demás, son todos jugadores de reconocidos clubes internacionales o tienen experiencia mundialista.

Con razón la mayoría de los colombianos llegamos a pensar que mínimo estábamos para ser finalistas en esta copa. Pero quizás no fuimos suficiente realistas para analizar algunos aspectos claves del equipo, que nos aterrizan a la dura realidad. ¡Oh sorpresa!: este equipo de campeones ha logrado pasar a cuartos de final con grandes dificultades.

Nos pasó que las debilidades estratégicas de Colombia, que nunca vimos porque no queríamos ver, están marcadas por la selección del líder. En este punto, fundamental para cualquier estrategia, Pékerman se la jugó toda por rehabilitar como líder a Falcao, jugador estrella hasta finales de 2013. Lo cierto es que, después de la lesión que lo sacó del Mundial, el ‘tigre’ nunca ha vuelto a ser el mismo.

El mito era que su participación en la selección y un entrenador motivante, podrían devolverle sus facultades. Esto nunca ha pasado, ni pasará en esta copa, me atrevo a predecir, sin saber cómo terminará el próximo partido, quizás el último de este sueño deportivo.

Las amenazas estratégicas están en las dificultades para que nuestros jugadores cumplan acá el mismo rol humilde que asumen en sus equipos.

No es fácil que James sea un gregario más, como con Cristiano Ronaldo, al servicio de Falcao, ni menos de otros. Tampoco se puede pedir a Teófilo campeón, que sea suplente, como en el partido contra Venezuela, y que entre a romperse el lomo cuando hay dificultades. Ni qué decir de Jackson Martínez.

Cómo manejar a una constelación de goleadores, a quién privilegiar con el liderazgo del equipo, es el desafío del admirado profesor Pékerman, que actualmente no ha mostrado mayores resultados en la dirección técnica. Y le toca enfrentar ahora a uno de los favoritos: Argentina.

Pero la oportunidad de Colombia surge de nuestras propias fortalezas: nos crecemos como país ante los grandes desafíos. Así lo hicimos ante Brasil.

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