Productividad e innovación

George Wallis

Productividad e innovación son dos palabras que encantan a los políticos, los economistas y los empresarios. El Plan Nacional de Desarrollo (PND) ‘Todos por un nuevo país’ dedica un largo capítulo al tema, e incluso propone fórmulas concretas para mejorar la productividad e innovación. Entre estas medidas específicas promueve, en las bases del documento aludido, la utilización del Decreto 681 de 2014. Este decreto busca el reentrenamiento laboral de los trabajadores colombianos. Pero, como tantas cosas en Colombia, el PND de Simón Gaviria es solamente un catálogo de buenas intenciones, de planes plausibles, que carece de gestores a quienes responsabilice de cumplir sus metas.

En la semana pasada visitó el país el consultor español Carlos Gómez Plaza, jefe de la Unidad de Calidad, Seguridad y Auditoría del Ministerio de Trabajo de España. El funcionario atendió una invitación del ministro de Trabajo colombiano, Lucho Garzón, y dictó una charla sobre Formación Continua Especializada a los funcionarios del Sena y a algunos empresarios invitados.

Lo que contó Gómez Plaza sobre la formación especializada en Europa, comparada con Colombia, debería saberlo el bienintencionado Director del DNP. Son cifras elocuentes, que deberían llevar al Gobierno a repensar el plan táctico, con metas y financiación ambiciosa, para impulsar el aparato productivo nacional. En esencia, para este breve espacio, encuentra uno que los países más competitivos del mundo, como Alemania o Suecia, reentrenan permanente con este tipo de programas del 55% al 70% de su fuerza laboral. Países de nivel medio, como España, lo hacen con un 40% de sus trabajadores. Y Colombia, apenas presenta una desesperanzadora cifra del 3%, contando toda la oferta de formación continua.

Entre 2012 y 2013, según se relaciona en el estudio presentado, se formó a alrededor de 600 mil trabajadores colombianos en esta modalidad analizada. De ellos, apenas unos 70 mil trabajadores fueron capacitados por el Sena. Esto lleva a un duro cuestionamiento sobre el papel secundario que esta entidad desempeña en este tema. Nadie desconoce por esto la gran labor social que desempeña esta entidad, pero en este campo específico, las cifras son elocuentes y el Sena no está cubriendo siquiera el 0.3% de la fuerza laboral activa del país.

Las empresas colombianas, en particular las medianas y pequeñas, incluyendo las microempresas, requieren de mucho apoyo y orientación en todos los niveles. Desde el nivel gerencial hasta el operativo, hay que construir nuevas competencias, nuevas destrezas laborales. La competitividad no se alcanza por decreto ni con medidas de exigencia laboral, con capataces cada vez exigentes, no. No es cierto que los competitivos trabajadores alemanes trabajen más que los griegos o los colombianos. No. El tema tiene tanto que ver con gerencias modernas y métodos de productividad como con culturas que fomentan la innovación.

Comentarios