Reflexiones para ganarnos la Semana Santa

George Wallis

Ya faltan pocos días para la Semana Santa y todos estamos pendientes de ella, sin distinguir clases sociales. Tampoco importa lo más elemental: si somos o no cristianos.

En cuanto a la clase social, convicciones religiosas aparte, los ricos estarán pensando en un merecido descanso del estrés de hacer empresa y generar dividendos en estas ciudades de tráfico endemoniado. Tal vez se vayan por unos días a relajarse a Las Bahamas o a un pequeño tour por las islas griegas.

La clase media pasará del trancón citadino a un día de trancón de ida y otro de regreso, camino a ciudades de clima fresco, o a Girardot, los Llanos o algún rincón con playas, sol y mar, plagado de turistas; todo para disfrutar dos días bien lejos de tiránicos jefes o de impertinentes clientes.

Y los pobres buscarán algún rincón de su casa o cerca de ella, donde fingirán que reciben el sol, con un poco de bronceador y gafas oscuras, para reponerse de tanto sudar la plusvalía; gafas imitaciones chinas, sí, compradas en cualquier esquina; tal vez hasta se den el lujo de destapar unas cervezas o sencillamente de dormir un poco.

Pero los verdaderos cristianos, la gran mayoría de colombianos, son también de dos clases de religiosidad, independientemente de su economía. Hay una minoría, que piensa asistir en esos días a los oficios religiosos y en recitar unas cuantas letanías. Digamos que por coherencia con el origen de la festividad, son los únicos que deberían tener derecho a celebrar, debido a sus rituales religiosos, la ‘Semana Mayor’.

Pero si sumamos a este selecto grupo de piadosos practicantes del cristianismo a todos esos tibios o tal vez fríos cristianos antes mencionados, que celebran la Semana Santa viajando o sencillamente descansando un poco de su rutinaria vida, sin pesar mucho en rezar, encontramos a la gran mayoría de cristianos, católicos, apostólicos, romanos o simplemente cristianos de nuestra patria. ¡Seamos optimistas, Colombia, es un país mayoritariamente cristiano!.

Ah, Colombia bendita, tan cerca de Dios y tan lejos del ateísmo. Para qué vamos a torturarnos con la frase de un tal Mahatma Gandhi: “Me gusta el Cristo de ustedes; lo que no me gusta son los cristianos; no se parecen en nada al Cristo de ustedes”.

¿Estaría Gandhi confundido en nuestro caso?... ¿Los cristianos colombianos, sí nos parecemos a Cristo?: ‘claro’ -dirán los consabidos virtuosos: no odiamos, somos compasivos con los pobres y protegemos a los más débiles, somos humildes, damos hasta la vida por la verdad, sembramos amor, somos honestos y respetamos las diferencias sexuales e ideológicas. Pero, que somos cristianos, y buenos cristianos, que evitamos la maledicencia, los juicios a la paja en el ojo ajeno, no cabe duda alguna...

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