Lo que viene después del fin

George Wallis

La Semana Santa es una magnífica oportunidad para reflexionar, independientemente de las creencias religiosas que tengamos. El tema de reflexión es universalmente válido: qué viene después del gran sacrificio, cuál debe ser la Pascua de Resurrección de cada cual. Sin resurrección, entendamos, no tendría sentido cristiano el martirio, ni la agonía final. La muerte de Cristo sería otro episodio más en la historia universal de la infamia.

Y ya que las reflexiones filosóficas y metafísicas tienen su propio espacio en el corazón de cada quien, propongo además una pequeña meditación social. Cuáles son las proyecciones de Colombia al terminar este año, es un ejercicio a nuestro alcance que podemos intentar. Qué papel cumplo yo, como ser humano ético y como hombre pragmático, son respuestas que debemos buscar.

Desde la Semana de Pascua, Colombia empezará el conteo final del proceso de paz, que según las últimas encuestas será aprobado mayoritariamente (así lo afirma un estudioso del tema, León Valencia, en la última edición de Semana). Aunque el mecanismo democrático escogido para validar el proceso no es aún del todo claro, esto no es importante. En mi concepto, la fuerza de los acontecimientos derivados de la firma de la paz irá consolidando por sí mismo a un nuevo país. En este nuevo país, las prioridades políticas van a cambiar enormemente, pues el debate no va a girar más alrededor de quien apoya o no el proceso de paz, quién está con Santos o quién con Uribe.

En el tema económico, la nave encontrará un creciente viento a favor nacido de la paz. Pero también tienden a mejorar los precios del petróleo, que definen no solo el nivel de las arcas del Estado, sino el monto de la tasa de cambio. Y esto último es importante para el comercio, el mayor generador de empleo del país.

Las expectativas para el sector agropecuario, con el final ya cercano de ‘El Niño’, son también positivas. La incertidumbre que hoy vivimos con respecto al racionamiento de energía, será cosa del pasado (que exigirá desde luego un juicio de responsabilidades) en menos de tres meses. Esto y los acuerdos de La Habana, ofrecen grandes oportunidades de terminar el 2016 con un campo en alza.

Ah, la Pascua de Resurrección que nos mantiene con esperanzas en estas horas negras. Cómo no reconocer, en medio de tan inmensa mezquindad humana que ha martirizado a Colombia durante tantos años, el heroísmo de tantos compatriotas. El heroísmo de tanta gente de uno y otro bando, que ha dado la vida luchando por sus convicciones. El heroísmo de tantos campesinos que nos han alimentado con el sudor de su frente. Ellos nos recuerdan bien la pasión y la futura resurrección cristiana.

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