La justicia nula

George Wallis

Más de un ibaguereño habrá recordado los días de gloria de Miguel Nule Velilla, cuando se supo, hace una semana, que el Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Aseguramiento de Sincelejo, le concedió casa por cárcel. Como se recordará, los Nule compraron hace unos años la mitad de la Empresa de Energía del Tolima, a través de Kpital Energy, junto con los inversionistas cucuteños Vergel y Castellanos.

Por ello, muchos personajes de la sociedad local se toparon con él en torneos de golf patrocinados por el magnate y en cócteles del más alto nivel.

Miguel Nule Velilla, condenado por el denominado caso del ‘carrusel de la contratación’, es el típico ejemplo de una casta de colombianos que durante varias generaciones han vivido de privilegios no propiamente ganados en franca lid.

Nule Velilla es el hijo mayor de Miguel Nule Amín. Su padre, quien es un reconocido político liberal, fue gobernador de Sucre y concejal de Barranquilla (estuvo vinculado a procesos por parapolítica y fue capturado en Cartagena en febrero de 2012 cuando se disponía a salir del país).

Con todos estos privilegios Miguel Ángel Nule Amín, inició una carrera en la Universidad de los Andes, y desde muy joven inició un lucrativo negocio de contratación pública. Pero los privilegios recibidos no fueron suficientemente agradecidos por alguien que debía por eso mismo respetar la ley y el fair-play. Nule fue condenado en dos procesos diferentes por los delitos de fraude procesal, cohecho, concierto para delinquir, peculado por apropiación y falsedad en documento privado.

Por todas estas razones la opinión pública había recuperado algo de fe en las instituciones con la condena de Miguel Nulle y otras cabezas del carrusel de la contratación. Pero esta percepción se viene de nuevo a pique con la reciente noticia de Nule, que solo produce frustración y rabia entre los colombianos.

En este país, es muy fácil que la justicia castigue sin compasión a un inocente como el Exdirector del IDU, Andrés Camargo, a que un culpable sin atenuantes, como Nule, pague su condena completa. Grave ejemplo, entonces, el del reciente favorecimiento del excontratista de enorme billetera y abolengos políticos. Esta es una de las gotas que pueden rebosar la copa de la indignación nacional.

Y la indignación es justificada.

Si examinemos el caso Nule, recibió el beneficio de casa por cárcel por un concepto de Medicina Legal, que nadie aplicaría al reo común, sin fortunas ni abolengos políticos de por medio. Si la hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, depresión, hipotiroidismo e hipertrigliceridemia, mandan a Nule a su casa, este tipo de enfermedades, si la justicia fuera para todos, llevaría a la excarcelación de una gran parte de los delincuentes confinados en la cárcel de Picaleña.

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