Quien le cree a Dios encuentra el camino de salvación

Jairo Yate Ramírez

-«Dijo Jesús a sus discípulos: -«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros”. Juan 14, 1-12.

El fundamento principal de nuestra fe católica - cristiana es la muerte y la resurrección del Señor. La resurrección está confirmada por testigos excepcionales. Ese tipo de testigos son personas, hombres y mujeres que gozan del sentido pleno de la fe. No se puede ser testigo sin la vivencia de la fe, no se puede ser testigo si se viola el dato revelado, no se puede ser testigo si se acomodan las cosas para su anuncio, no se puede ser testigo si quien proclama el Evangelio vive paralelamente su vida a la palabra que anuncia. El Hijo de Dios se propone como el ‘camino, la verdad y la vida’.

Como quien dice: Todos aquellos que crean en mí, en mi reino, en mi propuesta de salvación, deberán ser auténticos heraldos de la fe. No podrán fallar en mostrar el correcto camino a los demás; quien conoce y ha experimentado el Evangelio del Maestro, indica la ruta correcta para llegar a Dios. No podrán fallar en la verdad. Pues la verdad, es Dios mismo, y solo Dios tiene la respuesta a cualquier inquietud humana.

No podrán fallar en presentar un modelo de vida. Jesús es el modelo perfecto, de una vida agradable ante los ojos de Dios, una vida que va rumbo hacia la eternidad.

El santo padre Francisco explica este misterio del salvador del mundo, como el reto de comunicar a los demás el amor misericordioso de Dios: “¡Esta es nuestra misión! También a nosotros nos han dado la ‘lengua’ del evangelio y el ‘fuego’ del Espíritu Santo, porque mientras anunciamos a Cristo resucitado, vivo y presente en medio de nosotros, calentamos el corazón de los pueblos acercándoles a él, camino, verdad y vida”. Y añade: “Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos.

“No se turbe vuestro corazón”, les ha dicho, y continúa a decírnoslo cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.

Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños. Cuida tu salud: Defiende tu vida de todos aquellos vendedores de sueños. Jesús debe ser la razón de tu vida.

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