Quien administra bien las cosas de Dios no lastima a los demás

Jairo Yate Ramírez

-« ¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Mateo 21, 33-43.

La providencia de Dios es inexplicable a nivel humano. La Palabra del creador enseña que Dios dirige y respeta los acontecimientos humanos, incluso los malos, porque esos son sus planes de salvación.

Dios no toma partido con respecto a un grupo o a otro: su visión del mundo es el amor, la misericordia y el perdón.

El mismo Dios entiende el mundo como una viña, es el hombre quien no ha comprendido los planes de Dios, el mismo hombre se encarga de crear la división, sembrar la cizaña, provocar el desorden, sostener un espíritu bélico y de venganza. La ambición del poder, el abuso de la autoridad, el creerse el dueño del mundo, reemplazar a Dios, ha causado mucho dolor, angustia, discriminación, racismo, pobreza en la humanidad.

Bien dijo el Hijo de Dios, indicando el peligro cuando las personas se creen autónomas y dueñas de la viña del Señor: “Apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon” (Mateo 21,35.)

La Sagrada Escritura aclara que “Dios es el dueño de la viña; los empleados que fueron a pedir cuentas en nombre del dueño eran los profetas; los arrendatarios que quisieron apoderarse de la viña eran los líderes religiosos y políticos de Israel que utilizaban el nombre de Dios para enriquecerse; y el hijo o heredero es Jesús.

El santo Padre Francisco, en su homilía con motivo del aniversario 50 del fallecimiento de San Juan XXIII, iluminado por la parábola de los viñadores, enfocó su reflexión con las tres figuras de personajes en la viña: Los pecadores, los corruptos y los santos.

“De los pecadores no es necesario hablar demasiado, porque todos nosotros lo somos”. ¿Quiénes son los corruptos? “Esto es un peligro también para nosotros: convertirnos en corruptos.

Los corruptos están en las comunidades cristianas y hacen mucho mal. Jesús habla a los doctores de la Ley, a los fariseos, que eran corruptos; les dice que son sepulcros blanqueados.

Judas empezó siendo pecador avaro y acabó en la corrupción. La senda de la autonomía es un camino peligroso. Los corruptos son grandes desmemoriados, olvidaron este amor con el que el Señor hizo la viña y los hizo a ellos”. En la Iglesia también existen los santos: añade el santo Padre: “Me gusta hablar de los santos; y me complace hacerlo en el aniversario número 50 de la muerte del papa San Juan XXIII, modelo de santidad». En la parábola del Evangelio, los santos «son aquellos que van a buscar el alquiler y saben lo que les espera. Pero deben hacerlo y cumplen con su deber».

Los santos: aquellos que obedecen al Señor, quienes adoran al Señor, quienes no perdieron la memoria del amor con el que el Señor hizo la viña. Y así como los corruptos hacen mucho mal a la Iglesia, los santos hacen mucho bien». Cuida tu salud: Quien administra bien las cosas de Dios, no lastima a los demás.

Arquidiócesis de Ibagué

Comentarios