El reino de Dios será de los prudentes y sensatos

Jairo Yate Ramírez

«”Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas”. (Mateo 25, 1-13).

Las parábolas sobre el Reino guardan un mensaje eminentemente comunitario. La comunidad es la primera beneficiada con el Reino propuesto por Jesús. Se forma y se construye el ambiente comunitario con base en la Palabra; no somos los autores principales, somos el resultado de una Palabra que se encarnó en nuestros corazones y sentimientos, y nos permitió llamarnos hermanos, comunidad, Iglesia, Reino.

Precisamente, el Reino será de aquellos que aprendan la gran lección divina: sean prudentes y sensatos. Por ende, hay que evitar constantemente la insensatez. El papa Francisco en su homilía matutina de la casa santa Marta, explicaba esta gran verdad, diciendo: “El insensato no escucha. Piensa que escucha, pero no escucha. Siempre hace lo que quiere y por eso la Palabra de Dios no puede entrar en su corazón y elimina todo lugar para el amor. Los insensatos no saben escuchar. Esa sordera es la que le lleva a su gran equivocación”.

Entendamos que la vida se va construyendo con los pequeños esfuerzos, con los avances, con las dedicaciones, con la comprensión vital de la significación de la presencia de Dios en lo que pensamos, en lo que hacemos, en lo que decidimos.

Si soy sensato, dejo que me aconsejen y me indiquen el camino; si no, me convierto en la persona necia, terca e intransigente. ¿Cuál será el remedio? Los grandes ideales se plantean desde la sabiduría, enseña la Sagrada Escritura: “La sabiduría es radiante e indefectible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean”. (Sabiduría 6,12).

Infortunadamente, no todos se dejan guiar por la sabiduría que viene de Dios. Algunos piensan que tienen la razón, estos se convierten en insensatos: su pensamiento es absurdo, ilógico e incongruente. Otros aplican la sabiduría, lo que los convierte en prudentes, y sus frutos son: personas discretas, moderadas, precavidas, de buen juicio, razonables y reflexivas.

Sabiamente dice la Escritura que el Reino de Dios vendrá de un momento para otro, su venida es inminente, no lo sabemos con exactitud, pero en este esperar, la recomendación bíblica es estar atentos, vigilantes, con la llama de la fe encendida, con las lámparas encendidas.

Cuida tu salud: Hay que tomar en serio el tiempo presente, no hay que dejar las cosas de Dios para último momento: Insensato.

Arquidiócesis de Ibagué

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