El que cree, se convierte en testigo del resucitado

Jairo Yate Ramírez

-«°°° “Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: Así estaba escrito: El Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto”. °°° (Lucas 24, 35-48).

Las apariciones de Cristo marcan y encaminan la vida de aquellos que recibieron por primera vez el Kerygma y se convirtieron en testigos de la resurrección. La prueba es que Pedro el primero de los apóstoles, insiste en su predicación diciendo: A este Jesús, a quien vosotros matasteis clavándolo en la Cruz por mano de los impíos… a éste, Dios lo resucitó, de lo cual todos nosotros somos testigos (Hechos 2, 23-32). De igual manera predicando a los gentiles en casa del centurión romano Cornelio el mismo apóstol afirma: “Nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús de Nazaret en la región de los judíos y en Jerusalén °°° (Hechos 10, 39-41)

Los apóstoles tenían la razón en afirmar su condición de testigos del resucitado, es que el mismo Jesús les había encomendado esa misión (cf. Hechos 1,8). La fe de la Iglesia se basa en el testimonio de los apóstoles; para nosotros los católicos es definitivo entender, lo que ellos vieron, creyeron y anunciaron.

El discípulo es en primer lugar un hombre de Dios, una mujer de Dios; es quien lo experimenta presente y cercano en la historia.

En segundo lugar, su raíz última y su fuente proviene de una profunda experiencia de Dios, sin ello no se entiende su misión, sin ello todo su quehacer es infecundo.

En tercer lugar: la misión de Jesús y sus discípulos es salir en búsqueda del pecador, compartiendo la misericordia y el gozo de Dios. (cf. Lucas 15, 1-31).

En cuarto lugar: el discípulo se convierte en un verdadero ejemplo de humildad para los demás: “Todo el que se enaltece será humillado; y el que se humille, será ensalzado” (Lucas 14, 11).

Por último, el discípulo siempre está preparado para cuando regrese su señor: “Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas” (cf. Lucas 12, 35-48). El Papa Francisco en una audiencia general dijo: “Cuando elegimos hacer el bien, aprovechando todas las oportunidades, estamos dando testimonio de que somos discípulos de Jesús”. Cuida tu salud: La fe, centrada en Cristo Jesús, define la personalidad del discípulo.

Arquidiócesis de Ibagué.

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