La bondad eucarística de Dios, supera la inequidad humana

Jairo Yate Ramírez

°°° « Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.» °°° 

Juan 6, 1-15. El horizonte de la revelación del salvador del mundo,  se da en la manifestación del pan, de su propio cuerpo, de su propio ser, de su interés por revelar la misericordia del Padre, la bondad de Dios, la infinitud de su amor. El hijo de Dios revela a través del gesto del Pan, el futuro de su Iglesia, la realidad de la vida, la fuerza del sacramento Eucarístico, la centralidad de la Pascua en la historia de nuestra fe. Nuestra vida logra una tonalidad diversa cuando entra en comunión con la pascua del Señor, ya no es la vida pasajera diaria, es el gozo de saber que somos parte de una comunidad, que hay muchos interesados en nosotros, que nos podemos interesar por tantas personas, que existen tantas necesidades en el mundo. Decía san Juan Pablo II: “la Eucaristía es el mejor antídoto contra toda dispersión”.

Nos preguntamos y nos seguiremos interrogando: ¿Quién es Jesús? ¿Qué es lo que ofrece Jesús? ¿Cómo se experimenta la vida desde la Palabra de Jesús?  La respuesta tiene que ser: Jesús es el pan de vida, y no solo el pan que se come y causa gusto, sino que es el pan de vida eterna. (cf. Juan 6,51). 

Comer el pan y compartir la cena con los demás, es gestar la Iglesia, eso es precisamente nuestra Iglesia, la comunidad que Jesús instituyó en torno al Pan y al vino, en una fiesta gozosa de liberación, es tener en cuenta las necesidades imperiosas de los demás, es un dar la misión a sus propios apóstoles, “dadle vosotros de comer”. Así pues, gran nobleza tiene el Pan y el Vino y aún mayor en las manos de Dios. El Pan se come con agrado pero también con su gota de sudor. A nadie se le da el pan de balde, hay que trabajar para comerlo con dignidad. Se sirve la mesa de la Palabra que nos alimenta “Con cada Palabra que sale de la boca de Dios”.

La bondad eucarística de Dios supera la inequidad humana. Bien lo advertía el profeta Eliseo: “Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará” (II Reyes 4, 44). Nos convertimos en testigos de la caridad con los demás °°° así lo enseñó el Papa Benedicto XVI: “En la Eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo”. Cuida tu salud: Los que comemos el pan de Dios, somos testigos de su bondad.

Comentarios