Fe y Dios forman una sintonía perfecta

Jairo Yate Ramírez

°°° « Llamaron al ciego, diciéndole: Ánimo, levántate, que te llama. Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver.” Jesús le dijo: “Anda, tu fe te ha curado.” °°° Marcos 10, 46-52. Una manera muy particular de Jesús presentar su mensaje de salvación, es a través de la sanación de una persona. Una prueba contundente que la salvación ha llegado a este mundo es que los ciegos ven, los cojos andan, los mudos hablan, los sordos oyen °°° (Cfr. Lucas 7,22).

Jesús irrumpe el medio humano con su Gracia y con su poder. Sanarse comienza a ser la presencia de Dios en la vida de un creyente. La conversión de Bartimeo según la Sagrada Escritura, es manifestación del poder y de la Gracia divina. (Cfr. Marcos 10,51). No se puede dudar en ningún momento, que la fe juega un papel definitivo en este proceso. Bien dice el texto sagrado: el hombre se salva por su fe, el hombre se sana por su fe, el hombre cambia por su fe, la persona se realiza y se planifica en su vida porque tiene fe. Fe y obras son un binomio simétrico para entender la salvación que ofrece el Hijo de Dios. (cf. Santiago 2, 14-26). El poder de la fe es un intercomunicador con la fuerza divina. Fe y Dios forman una sintonía perfecta. Hay que decirlo con toda seguridad, sin dudarlo un momento: quien sana y salva es Jesús, que su principio es la fe. No son los hombres, no es el médium, no es un artista de la sanación: “Vete, tu fe te ha dado la salud” (Cfr. Marcos 10, 52).

El carpintero de Nazareth, se hace escuchar desde los rostros sufrientes de hombres y mujeres; de personas limitadas, hambrientas, desnudas, oprimidas, excluidas por la misma sociedad. Dice su mismo Evangelio que él separa los unos de los otros. Él da la norma suprema de las obras de misericordia: Hacer el mayor bien posible a los demás. (Cfr. Mateo 25, 35-36) El método de Jesucristo es enseñar y sanar: “Recorrió toda Galilea enseñando y curando todo tipo de dolencias” (Cfr. Mateo 4,23). El Papa Francisco afirmó en una de sus homilías en la casa santa Marta, diciendo: “comprender la misericordia del Señor es un misterio. El misterio más grande, más bello es el corazón de Dios. Si quieres llegar al corazón de Dios, toma el camino de la misericordia y déjate tratar con misericordia”. Cuida tu salud: Te sanas, porque crees en el poder de la misericordia de Dios. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.

Arquidiócesis de Ibagué

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