Confiar más en Dios y menos en nuestras fuerzas

Jairo Yate Ramírez

« Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: «Rema hacia la parte honda y lanza las redes para pescar.» Simón le contestó: «Maestro, toda la noche estuvimos bregando y no pudimos pescar nada. Pero ya que tú lo ordenas, voy a lanzar las redes.» °°° Lucas 5, 1-11.

El método del Maestro es educar y caminar en comunión con su gente; no podemos caminar solos, necesitamos de alguien que nos dé la mano, que nos ofrezca seguridad, que nos hable con certeza, que nos indique el camino a seguir.  El mandato de Jesucristo, se cumplió: “dijo a Simón, rema mar adentro, “dunc in altrum” y lanza las redes para pescar”.  Desafortunadamente en muchas personas la Palabra de Dios no tiene repercusión para sus vidas; la duda y la contaminación del mundo no les permiten escuchar la voz de Dios. El secreto está en conservar fielmente la Palabra de Dios; si hacemos lo contrario, estaremos creyendo en vano. (cf. 1 Corintios 15, 2). 

Hay derecho a pensar las cosas, creer por momentos que yo soy el que tengo la razón;  pero no es loable quedarse en el error. Los apóstoles comprendieron la explicación de su Maestro: “No hemos pescado nada, pero si tú lo dices, lanzaremos las redes”.  Este es el paso que estamos necesitando; hay que ser atrevidos en la vida, lanzar las redes, prestar el servicio, confiar en la Gracia que Dios ha depositado en nosotros, sentir la seguridad de lo que estamos haciendo, confiar más en el Espíritu de Dios que en nuestras propias fuerzas. 

Dios tiene la razón, no nos podemos quedar en activistas de una multiplicidad de trabajos, cada día que pasa el – hacer  - devora nuestras fuerzas, aniquila las posibilidades de ir al encuentro de nuevas realidades, de estar muy cerca de los demás, de ofrecerle un poco de tiempo a quien lo necesita, de extenderle la mano a quien Dios lo va a convertir en pescador de hombres. Alguien que es creyente, bautizado y miembro de la Iglesia, no debe olvidar que es un pescador de hombres.

Una persona se convierte en discípula de su Maestro cuando escucha su Palabra y observa las obras poderosas de Jesús. Cree en el poder de la Palabra, se deja guiar por la Palabra, obedece a la Palabra, asume el sacrificio de su misión: “Los discípulos sacaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a su Maestro” (Lucas, 5,11). El Papa Francisco indica que la Fe es un encuentro con Jesús. Algo que llama la atención del Salvador, es que pasaba mucho tiempo en las calles con la gente, siempre compartiendo, haciendo el bien, escuchando a los demás, corrigiendo a tiempo. En la noche se retiraba a orar.  Cuida tu salud: Quien desee seguir a Dios, debe aprender a no ser apegado a las cosas del mundo.  

Arquidiócesis de Ibagué.

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