Quien conoce a Dios, no juega con el diablo

Jairo Yate Ramírez

« El diablo le dijo: Si de veras eres el hijo de Dios, manda que esta piedra se convierta en pan. Jesús le respondió: La escritura dice: No solamente de pan vive el hombre. El diablo lo arrebató hacia lo alto y en un instante le mostró todos los reinos de la tierra. Luego le dijo: Yo te voy a dar el poder sobre todos estos reinos y toda su gloria, porque a mí me pertenecen y se los doy a quien quiero. Si te arrodillas y me adoras. °°° (Lucas 4, 1-13). 

La fuerza y la luz del Espíritu Santo es la que nos indica la respuesta que debemos dar en el momento indicado. Podemos combatir los males que han destruido a hombres y mujeres en la historia: el tener, el poder, y el placer. La respuesta a ellos es: No tentarás al Señor tu Dios; no solo de pan vive el hombre; al señor tu Dios adorarás única y exclusivamente.  Sabiamente  ha dicho la escritura: No hace mal a una persona lo que viene de fuera, sino lo que sale de dentro. (cf. Mateo 15,18-20). 

La armonía entre lo interior y exterior son las respuestas de Cristo a la tentación. No tuvo necesidad de entrar a discutir con el mal, sencillamente contestó lo que debemos los creyentes aprender a responder con mucha seguridad: Quien cree en Dios: cultiva su fe, educa su fe, se dispone desde la humildad a dejarse guiar por el Espíritu de Dios; sabe la respuesta indicada, en el momento preciso. No hay lugar a la duda, no hay lugar a la espera, la palabra brota de un corazón lleno de la Gracia del Señor. Quien conoce muy bien a Dios, no necesita entrevistas con el diablo: Eso hay que aprenderle al Maestro de la sabiduría: “No exigirás pruebas al Señor tu Dios” (Lucas 4, 12).

Quien aprende a vivir sabiamente su religión no cae en la trampa de las tres tentaciones: Uno; utiliza a Dios para beneficio propio. El Maestro responde: “No solo de pan vive el hombre” (Lucas 4,4).  Dos; renuncia al servicio fraterno. Quiere manipular y controlar a los demás. El Maestro recomienda: “Adorarás exclusivamente a Dios” (Lucas 4, 8).  Tres; provoca a Dios, porque pide milagros innecesarios. Jesucristo cierra el diálogo con el mal. “a Dios no se le debe tentar” (Lucas 4, 12)  Así lo expresa el hermeneuta bíblico.

El reto es enfrentar las tentaciones y debilidades de cada uno de nosotros: No pierdas la calma; mantente inflexible; Si caes, arrepiéntete. Detente ante cualquier circunstancia. No creas que eso o aquello, nunca te pasara a ti.  Cuida tu salud: Piensa con San Agustín de Hipona: “Dios no pide a nadie cosas imposibles, sino que hagas lo que puedas, y pidas lo que no puedas; que Él te ayudará para que puedas”. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué. 

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