El Nazareno pone en marcha el reino de su Padre

Jairo Yate Ramírez

« °°° Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿Eres tú el rey de los judíos? El respondió: tú lo dices. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. ¿Pilato le preguntó de nuevo: No contestas nada? Mira, cuántos cargos presentan contra ti. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.” °°° Lucas 22, 14-23.56. Bendito el que viene en nombre del Señor. Es una frase bíblica teológica que me ha encantado mucho, por la profundidad de su contenido, por la dimensión que encamina la entrada de Cristo en Jerusalén, por su significado para la vivencia de la fe.

Iniciamos la Semana Santa modelo 2019. Acompañamos al Hijo de Dios en la ciudad santa de Jerusalén. Disponemos nuestro espíritu y corazón para vivir el acontecimiento cumbre de nuestra fe católica-cristiana. La Pasión, la muerte, la resurrección, de Aquel que tuvo la osadía de conquistar el mundo con la gloria de su propio sufrimiento. Narra la historia bíblica que Jesús dispuso todo para este gran acontecimiento salvífico, subió a Jerusalén para cumplir con la misión que el mismo Padre le había encomendado; al llegar se encuentra con la gran sorpresa: “Es aclamado como Mesías, como el salvador del mundo”, los niños hebreos, los pobres, los sencillos, los humildes, batiendo ramos de olivo, le abren calle de honor, al gran rey que viene montado en un pollino.

Misión impredecible para la mente de otros estratos sociales judíos, para el mismo gobierno, para el sanedrín, para el senado, para la clase social privilegiada. El que quita el pecado del mundo pone en marcha el Reino de su Padre, es un mundo nuevo que se abre al horizonte jerosolimitano. Es el Reino de la paz, de la justicia, del amor, el Reino de aquellos que han aprendido en su experiencia de fe, a hacer la voluntad de Dios. No es fácil entrar a romper con las estructuras sociales, con la mentalidad milenaria de un pueblo, con la concepción teísta de hombres y mujeres que no logran asimilar entre el dios de ellos y el Dios encarnado según la persona de Cristo Jesús.

El Papa Francisco advierte que “la alegría de Jesús es motivo de enojo e irritación en manos de algunos: “Esta alegría y alabanza resulta incómoda y se transforma en sin razón escandalosa para aquellos que se consideran a sí mismos justos y «fieles» a la ley y a los preceptos rituales. Alegría insoportable para quienes han bloqueado la sensibilidad ante el dolor, el sufrimiento y la miseria. Cuida tu salud: Qué difícil es comprender el valor del sufrimiento, para quienes se sienten superiores o jueces a los demás.

Padre, Jairo Yate Ramírez.

Arquidiócesis de Ibagué.

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