El buen creyente no necesita grandes explicaciones

Jairo Yate Ramírez

« °°° El día de la resurrección, primer día de la semana, por la tarde, estaban en casa los discípulos con las puertas trancadas por miedo a los judíos, cuando se presentó Jesús, se colocó en medio de ellos y les dijo: « ¡Os traigo la paz!» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús repitió: « ¡Os traigo la paz! Así como el Padre me envió, os envío yo.» Enseguida sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo”. °°° Juan 1, 9-11.12-13.17-19. “Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe”. (1 Corintios 15,14). Diría nuestro apóstol san Pablo. Nos ubicamos en el contexto del espíritu del resucitado. La fe en el resucitado. Los principios cristianos según el resucitado. Es “Conditio sine qua non” creer en el resucitado. Es obligatorio. Beneficio para nuestro crecimiento espiritual, para la comprensión de la Iglesia, para la misión que cada cual pueda realizar, como testigo de Aquel que resucitó entre los muertos.

Nos cuesta mucho aprender a caminar de la mano de Aquel que superó la muerte, superó el pecado, superó el tiempo y nos dio vida nueva manifestándose como el que está vivo. La tumba está vacía: ¿Por qué temores?, ¿por qué dudas?. ¿Por qué no tomamos conciencia de la acción del Espíritu Santo? ¿Por qué muchos dudan de la gracia de Dios? Se hace obligatorio aprender el criterio divino del resucitado: “No seas incrédulo, sino creyente”. Razón tenía el santo obispo de Hipona, cuando aclaró: “Debes creer, para que puedas entender”. Aclarará la Sagrada Escritura: “Dichosos los que crean sin haber visto” (Juan 20,29).

La resurrección trae consigo los dones y las Gracias de Dios para la nueva vida del mundo: Aparece la paz como una Gracia de Dios y responsabilidad nuestra cultivarla “Paz a vosotros”. Se inicia una misión: hombres y mujeres somos enviados a proclamar ese mensaje de reconciliación y unidad: “Así como el Padre me ha enviado, así os envío yo”. El Espíritu Santo cumple la misión de darnos la sabiduría y la fortaleza para continuar la obra que Cristo dejó. “Dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: recibid el Espíritu Santo”.

El poder de perdonar pecados emana de la inmensa misericordia del resucitado. “A quienes les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados” Los pecados se perdonan en nombre de Cristo. El amor de Dios se muestra condescendiente ante la debilidad humana: Jesucristo permite una experiencia directa con Dios. “Trae tu dedo mira mis manos” (Juan 20, 30). El Papa Francisco propone renovarnos en la fe: “La fe necesita ir de nuevo a Galilea, reavivar el primer amor con Jesús, su llamada: recordarlo, es decir, literalmente volver a Él con el corazón.

Es esencial volver a un amor vivo con el Señor, de lo contrario se tiene una fe de museo, no la fe de pascua”. Cuida tu salud: El verdadero creyente no necesita grandes explicaciones.

Padre, Jairo Yate Ramírez.

Arquidiócesis de Ibagué.

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