La misión depende esencialmente de Dios

Jairo Yate Ramírez

« °°° Yo os envío como corderos en medio de lobos. No carguéis dinero, provisiones ni calzado, ni os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis a alguna casa, ante todo dad el saludo de paz a los que en ella viven; y si hay allí quien se la merezca, vuestros deseos de paz se cumplirán en él; si no, vosotros nada perderéis.” °°° Lucas 10, 1-12. 17-20. Se cumple una misión en nombre del Maestro. El éxito de la misión, depende esencialmente de Dios, de su Gracia, de la acción del Espíritu Santo. Jesús indica las condiciones y la pedagogía a seguir; su centro es la confianza plena en lo que estamos realizando: “estén alegres porque sus nombres estén inscritos en el cielo”. (Lucas 10,20).

El camino de la misión, se cumple en las personas virtuosas: Humildes y sencillos de corazón. Aquellos que acepten a Cristo como el único camino. Todos los senderos guardan su punto de convergencia al mismo camino, cuando la Gracia y el Espíritu de Dios son el corazón, el alma, los sentimientos y la vida del futuro apóstol del Reino de Dios. El objetivo es anunciar el Reino de Dios.

Somos enviados como ovejas en medio de lobos. Ciertamente que existen peligros en el camino de la misión. El mismo Salvador del mundo propone hombres y mujeres convencidos de su misión. El verdadero señor de este mundo, no es satanás, sino Dios. San Juan Crisóstomo recomendaba: “Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos”.

El profeta Isaías anunció la reconciliación definitiva: “Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá”. (Isaías 11,6). Es muy cierto que con la fuerza de la Palabra de Dios, los males serán vencidos.

Qué más quisiéramos, que se pueda anunciar ese Reino en esta tierra colombiana ensombrecida por la pobreza, la descomposición social, la falta de oportunidades, las fuerzas maléficas que atentan contra la vida y dignidad de nuestros hermanos. Necesitamos hombres y mujeres que deseen convertir su corazón a ese Reino y ser los apóstoles en tantos caminos donde se puede sembrar la esperanza.

El Papa emérito, Benedicto XVI advertía: “Los cristianos no deben ceder nunca a la tentación de convertirse en lobos entre lobos; el reino de paz de Cristo no se extiende con el poder, con la fuerza, con la violencia, sino con el don de uno mismo, con el amor llevado al extremo, también a los enemigos.” Cuida tu salud: Construiremos el Reino de Dios, cuando seamos verdaderos hermanos y vivamos en comunidad.

Arquidiócesis de Ibagué.

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