los celos de los nuevos gobernantes y la proverbial envidia local, buscan que se olviden las ejecutorias del pasado. Ya lo vimos cuando Carmelita la silente y su locuaz alter ego, dispusieron retirar todos los recordatorios grabados en mármol con perennes letras doradas y ahora Delgado Preñón, siguiendo la misma conducta quiere borrar de la memoria y condenar al olvido la máxima ejecutoria de su antecesor.

Señora, ¿será que quieren que al Tolima lo devore la peste del olvido? ¿Será que contra la envidia habrá una vacuna como para la rubeola y el sarampión? ¿A dónde nos quejamos?, ¿al Ministerio de Cultura?, ¿a la Academia Colombiana de Historia?, ¿a Pedro Bernardino?, ¿a Yolanda? O ¿a la primera dama alterna para que proteste en su hebdomadaria columna de ese diario?

Oscar Augusto Trujillo Vidal Saavedra

Apreciado ex:

Apenas estás comenzando a sentir la viudez del poder, los rigores del pavimento y la humana ingratitud en manos de tus paisanos. Si no quieres que te olviden pronto sigue el ejemplo de tus maestros “Álvaro de los Ángeles” y José Obdulio e ingresa a las nuevas tecnologías y desde ahí comienza a trinar contra aquellos que quieren desconocer tus ejecutorias.

Pídele a Pinto y a Caicedo que hagan sendos gabinetes en la sombra y monitoreen el gobierno del representante de la buena avena y los huesos de marrano.

Y no te preocupes por los mármoles; eso es pasajero. Seguramente tus coterráneos no te olvidaremos porque dejaste dos obras más imperecederas que la piedra: el defecadero de palomas del frente de la Gobernación y el muladar de Ángela Stella y el abate Osorio.

Casandra Yate