Algunas facetas asimilables entre Brasil y Colombia

Pedro Luis Zambrano

Indudablemente las vecindades y los desarrollos históricos regionales, hacen inevitable que los países cercanos se parezcan en algunas de sus vivencias. En Brasil, por ejemplo, han ocurrido en la última década fenómenos importantes en materia social, con millones de personas que eran pobres y que pasaron luego de una política asistencialista a engrosar la clase media. Ha llegado también a destacarse esta nación, como una indiscutible potencia económica a nivel mundial, por encima de naciones con gran tradición y desarrollo.

Pero, las cosas han cambiado en relativamente poco tiempo para esa nación, la plaga de la corrupción generalizada se ha convertido en un azote, que cada día siembra mayor desconcierto en los ciudadanos, comisiones irregulares, pagos de sobornos, tráfico de influencias, son apenas algunos de los hechos anómalos que salpican a muchos funcionarios, entre los que se cuentan varios ministros del actual gobierno. Así mismo, esta nación sigue demostrando ser una de las sociedades más desiguales del mundo.

La crisis de los bajos precios del petróleo está afectando fuertemente la economía brasileña, que ha disminuido el notable crecimiento sostenido por varios años, a la vez que la economía se enfrenta a una inflación que comienza a ser preocupante. Ante estas situaciones, las protestas no se han hecho esperar y las manifestaciones de descontento en contra de la corrupción, son pan de cada día.

Las coincidencias con el caso colombiano son evidentes, nuestro país también ha tenido varios años con un buen crecimiento económico, indicadores interesantes de superación de la pobreza y progresos indiscutibles en la situación del empleo. Pero, las finanzas públicas y las de los particulares, ya comienzan a verse afectadas por la misma crisis del petróleo, que castiga la mayor fuente de divisas de los últimos tiempos.

Como en Brasil, la corrupción generalizada hace crisis en Colombia y la opinión pública comienza a reaccionar en contra de este flagelo, a su vez, nos caracterizamos por padecer en alto grado, todas las formas de inequidad, que nos distinguen como un país abanderado de la desigualdad. En medio de todos los parecidos con el gran país suramericano, nos diferencia el conflicto interno, por fortuna en vía de superación. Habrá que observar con atención lo que siga pasando en ese país, porque, dadas las coincidencias comentadas, existe la posibilidad de que cosas parecidas ocurran también por nuestro lado.

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