El acabose de los árboles

Pedro Luis Zambrano

Hace algún tiempo que leo en algunos correos electrónicos que me llegan de varias fuentes, una advertencia para evitar impresiones innecesarias, que señala que por cada 16 resmas de papel que se gastan, se pierde un árbol. Aunque se trata de una frase que termina resbalando a la casi totalidad de los lectores, vale la pena hacer consciencia de la importancia de un mensaje como este, que refleja uno de esos esfuerzos quijotescos por conservar lo que queda, de un recurso natural que hace unas décadas era abundante en la naturaleza, pero que ha sido vorazmente consumido.

¿Quién puede alejarse del valor y significado del árbol para la vida de todos? Es la vivienda de una multiplicidad de aves, variados insectos y son incontables las formas de vida que medran en la superficie abonada que forman bajo su fronda; embellecen los espacios, generan sombra, frescura, frutos, semillas y flores. Pero, lo más importante es que proporcionan oxígeno a los seres humanos, ya que gran parte de este elemento, que los seres vivos necesitamos para respirar, se produce como un deshecho del metabolismo de los árboles.

Pero, si los árboles equilibran los ecosistemas, regulan el clima y producen tantos beneficios, siendo a la vez inofensivos a las demás formas de vida, ¿por qué no para la carrerade destrucción contra ellos? La respuesta debe pasar por elementos como los sistemas económico y educativo-cultural, que permiten que este valioso recurso, por una parte, se convierta en un simple elemento de transformación y objeto para el consumo, y por otra, que existen mínimos esfuerzos en la educación primaria y secundaria, para generar consciencia en los educandos, de la necesidad de su conservación y repoblamiento, para evitar sufrir las graves consecuencias de su pérdida.

Todos los colombianos debemos asumir un giro de 180 grados en nuestras actitudes frente a los árboles, ayudar a conservar los que tenemos en el vecindario, y fomentar la siembra de otros. Además, estar atentos a que los que inevitablemente se deban derribar, se repongan con muchos más, plantados y cuidados en su tiempo de crecimiento. Pero algo imprescindible, es que hagamos el uso estrictamente necesario del papel, y que nos demos a la tarea de restringir al máximo el uso de derivados de la madera en nuestros hogares y actividades cotidianas. Ya se están viendo las consecuencias de aniquilar recursos tan valiosos como los árboles.

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