Unos Juegos que reflejan nuestra dirigencia

Pedro Luis Zambrano

La semana pasada ocurrieron cambios en los Juegos Nacionales y Paranacionales, cuyas sedes originalmente fueron otorgadas a Chocó y Tolima. Lastimosamente las noticias surgidas de la reunión extraordinaria que convocó Coldeportes, con la asistencia de su Director, el Director nacional de los juegos y las autoridades de los dos departamentos, no dejaron bien parados a los dos entes territoriales, ya que numerosas competencias deportivas que estaban bajo la responsabilidad de los dos entes territoriales, debieron trasladarse a otros departamentos y ciudades alternos.

En lo que concierne al Tolima, se perdieron las sedes de disciplinas como el patinaje, softbol, squash y BMX, que ahora se celebrarán en otros lugares como Antioquia -Guarne-, Cali, Bogotá y Ubaté. Que se le pierdan algunas de las competencias deportivas al Chocó, por ser un departamento de menor desarrollo y tradición que el Tolima, es al menos asimilable; pero, que Ibagué y el departamento del Tolima dejen escapar la celebración de las justas en tantas disciplinas deportivas por la molicie de sus autoridades locales, sí amerita por lo menos un juicio de responsabilidades.

Este no es un caso diferente al de una irresponsabilidad censurable a todas luces, de las administraciones locales, por no tener a tiempo los escenarios deportivos y las demás obras civiles, necesarios para el desarrollo de los eventos en forma normal. Es el reflejo de un infortunado manejo de los recursos dispuestos para los Juegos, los procesos de contratación, las interventorías y los tiempos de programación, para que las obras se adelanten sobre lo programado o sobre los mínimos de desviación tolerables.

El resultado que conocemos es el de unos juegos que no son lo que se esperaba de ellos, unos deportistas, delegaciones y aficionados que debían estar concentrados en Ibagué y el departamento, compartiendo la calidez de los tolimenses, que ahora deben estar y competir dispersos, en otras partes del país. Además, los hoteles y el comercio tolimenses ya no tendrán estos huéspedes y compradores. Esta penosa situación no debe pasar, sin que tenga al menos una catarsis en lo local.

En cuanto a la campaña por la Alcaldía de Ibagué, reconozco la existencia de un candidato que tiene la moral y las convicciones para que las cosas mejoren en el municipio, es Guillermo Alfonso Jaramillo. Amigo ibaguereño, sálgase usted también de los lugares comunes y acompáñelo con el voto.

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