Que lo de París sea efectivo

Pedro Luis Zambrano

El mundo ha pasado en los últimos 40 años por diversas cumbres sobre el medio ambiente, podría inclusive pensarse que transitamos por la era de las cumbres. Pero estas se han caracterizado por dejar las mismas frustraciones, porque los países más contaminantes, no han tenido la convicción de atacar la parte crítica del problema, que se concentra en que el planeta se está calentando más rápido de lo que ocurriría, si no estuviera el elemento humano precipitando esta situación, con el uso de fuentes de energía que producen cantidades excesivas de gases y materiales de efecto invernadero (léase combustibles fósiles, sobre todo), que van directamente a la atmósfera.

La situación sería hasta simpática y apta para discutir indefinidamente en aulas y foros, si no fuera por las consecuencias indeseables que el problema tiene en el corto plazo, sobre el clima y la vida del ser humano, que se verán en medio de cambios climáticos bruscos y fenómenos catastróficos.

El mundo está ante una especie de última oportunidad para ser salvado de la hecatombe, comprometerse y actuar en forma contundente, para que todas sus sociedades, sobre todo las del mundo desarrollado, que son las que más contaminan, se comprometan en un plazo límite a disminuir sus emisiones, a cantidades que el planeta pueda procesar sin que se afecten los ciclos climáticos y la vida de las especies y del mismo ser humano.

Está probado que pueden hacerse esfuerzos valiosos para descarbonizar las economías del mundo, hace poco Kamel Ben Naceur director de la División de Energías Renovables de la Agencia Nacional de Energía, informó que Inglaterra ha logrado disminuir sus emisiones en un 30% y espera llegar al 80% para 2050, sin que su crecimiento económico se detenga.

Existe una cifra que se convirtió en una especie de consenso, que el aumento promedio global de la temperatura esté por debajo del límite crítico de dos grados centígrados, pese a que muchas de las consecuencias del calentamiento global son ya inevitables, se podrán contrarrestar las más graves.

Por fortuna la Cumbre de París, que concluyó ayer, logró un consenso esperado, y quedó claro que se hará todos los esfuerzos necesarios, no solo para que no se llegue a los dos grados, sino que los actores se comprometieron a luchar por no pasar de 1.5 grados. Ahora surge el problema de la financiación del acuerdo, que no quedó claro.

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