Las cosas del 2016

Pedro Luis Zambrano

Es inevitable que cada día y también cada año traen sus propios afanes, para el caso del 2016, son muchos los problemas y las expectativas que este período bisiesto le ponen al mundo y, por ende, a los colombianos. Son también muchas las listas que periodistas, estadistas, políticos, futurólogos y hasta los especuladores del tiempo por venir, formulan para el año que comienza. Con una visión de simple ciudadano, también me aventuro a priorizar cinco elementos, que creo que se deben trabajar a fondo en 2016, el país del Sagrado Corazón de Jesús.

El primero, el problema del cambio climático y concretamente el del agua, que ya está golpeando con rudeza a muchas poblaciones del país, con tendencia a agravarse en los primeros meses del año. Como no se había visto antes, ya se está haciendo costumbre, tener que llevar agua en carrotanques y otras soluciones casi desesperadas, para mitigar la falta del líquido, que están sufriendo muchos poblados en toda la geografía nacional.

La firma del acuerdo de paz, ya que, después de que este hecho se cumpla, viene lo más complicado, sortear sus costos, en medio de un escenario económico muy complicado de baja de ingresos de la nación. El denominado posconflicto es un proceso al que se le calcula una duración de 10 años y presenta el agravante de que no está claro fiscal y tributariamente, cómo sostenerlo.

Como consecuencia de la crisis económica derivada de la caída de los precios de los combustibles, el empleo y la calidad del mismo, serán una situación a atender como una prioridad en 2016, ya que, de mantenerse y acelerar el decrecimiento de la economía, se supone que este vital elemento se seguirá deteriorando.

La seguridad de los ciudadanos sobre todo en las ciudades es una situación a cuidar con máxima prioridad, como lo reflejan casi todas las encuestas que miden el pulso de la vida en las capitales.

Finalmente, el fenómeno de la corrupción generalizada en los sectores público y privado y en todos los ambientes e instituciones del país, es algo que amerita una atención especial, puesto que, no es un secreto que la mayoría de los ciudadanos han perdido su fe en las instituciones que administran el diario vivir de los colombianos y la situación no puede prolongarse indefinidamente. Tan difíciles prioridades ameritan unas decisiones y acciones contundentes para evitar retrocesos graves en la vida de los ciudadanos.

cflorez@laopinion.com.co

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