Una región encendida por su carnaval

Pedro Luis Zambrano

Hablar del Carnaval de los barranquilleros es común para mucha gente, puesto que esta festividad ha logrado que los colombianos y no pocos extranjeros desarrollen una expectativa especial por esta fiesta, y que la sigan, al menos por la TV.

Se trata de una celebración llena de expresiones históricas y culturales, que ha integrado la influencia europea, con elementos de otras procedencias, como las regiones centroamericana y antillana, las danzas y costumbres africanas, la herencia indígena y el mestizaje. Como producto de todos estos ingredientes, surge una fiesta larga, llena de colorido y desborde de alegría.

El Carnaval ostenta una variedad de accesorios y adornos, collares, vinchas, sombreros; entre los disfraces, se destacan los de Marimonda, Garabato y el Congo, se ven máscaras de torito, tigrillo y de oso, entre otras. Las jornadas de las festividades, incluyen eventos tan populares como agradables: la Batalla de Flores, la Gran Parada, para mostrar la música y las danzas más tradicionales, con participación de cientos de comparsas, el Festival de Orquestas, que premia los ganadores en cada categoría, con El Congo de Oro y el Entierro de Joselito Carnaval, que sentencia el final de las fiestas.

Hay varias cosas que producen admiración respecto del Carnaval de Barranquilla: primero que todo, es una fiesta de todos, mujeres, hombres, niños y adultos, se ponen en modo carnaval y lo viven cada uno desde el campo de sus posibilidades. El Carnaval además, no tiene un contenido local, involucra al departamento completo, los municipios del Atlántico hacen sus propios desfiles y eventos de carnaval en la misma temporada del año. Al final logran cosas importantes, como afianzar la identidad cultural, que el comercio se active y que la capacidad hotelera se vea rebosada con un importante flujo de nacionales y extranjeros.

Vale además, tener en cuenta la forma como las autoridades barranquilleras combinan tan diversos elementos, para hacer del Carnaval un producto vendible a sus gentes y a miles de turistas, que dejan nutridas las arcas de los negocios y contribuyen a mantener el empleo en estándares aceptables para el país.

Ibagué, que también tiene abundantes valores folclóricos históricos y culturales que mostrar en sus festividades, debe acoger varios de los elementos del Carnaval de Barranquilla y cortar el proceso de deterioro que acusan los eventos del folclor, que cada año se parecen más a muestras publicitarias, con una que otra comparsa.

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