Puede ocurrirnos lo de Brasil

Pedro Luis Zambrano

Este gigante hace tiempo que marca los movimientos de la región latinoamericana, sus bonanzas señalan el camino que siguen las otras naciones, al igual que sus dificultades, también arrastran a varias de las economías vecinas. Esta situación es la que parece estar ocurriendo, cuando el país suramericano que se benefició recurrentemente de los altos precios del petróleo, hoy ve revertirse su situación, y lo que antes fue un período de gran auge, que contó su economía entre las mejores del mundo, hoy se le convierte en una especie de encrucijada.

El elemento detonante brasilero no es del todo la caída de los precios de uno de sus productos insignia, el petróleo, sino, principalmente, la pérdida de confianza de la sociedad en su clase dirigente y su gobierno, por hechos de acentuada corrupción.

Lo que estarían encontrando es el desvío de recursos de la petrolera estatal, que a título de inmensos sobornos pasaban a las manos de funcionarios y políticos, estos dineros se introducían en el sistema económico mediante negocios fachada. Otra parte de la plata hurtada iba a parar al extranjero, utilizando empresas ficticias que simulaban operaciones de importaciones y exportaciones o mediante cuentas bancarias.

El escándalo crece y salpica fuertemente al actual gobierno de Dilma Rouseff, que debió cambiar siete de sus ministros en solo seis meses e involucra también a expresidentes, como el mismo Luiz Inacio Lula da Silva, máximo inspirador del gobernante Partido de los Trabajadores y a otros expresidentes, como Henrique Cardozo y Fernando Collor de Melo. Todos estos hechos, tienen al borde de la renuncia a su Presidenta y contribuyen a que el país continúe en decrecimiento económico, que para 2015 marcó el 3.8%.

En nuestro medio estamos siguiendo los pasos de lo que ocurre en Brasil, el país está sintiendo las consecuencias de los bajos precios del petróleo y la corrupción está disparada. Además, a Ecopetrol también le ha surgido un escándalo indicativo de corrupción desbocada, el de Reficar. Este no es uno más de los sucesos de sobreprecios dolosos contra el presupuesto público a los que nos tienen acostumbrados: Colombia estaría ante una inmensa defraudación, del tamaño de tres reformas tributarias, que en últimas va a estallar en las espaldas de la gente. Por la alta corrupción reinante, este país cada día se acerca a la situación que hoy padecen los brasileños.

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