Trump quizá sea inteligente, mas no sabio

José Germán Zarama De La Espriella

Nadie más controversial que el Presidente de EE.UU. Otra vez Donald Trump presumió, hace pocos días, de su elevado coeficiente intelectual.

Algunos creen que dicha declaración solo es otra prueba más de la estupidez de ‘Donald’. Entre ellos podría estar el Secretario de Estado, Rex Tillerson, a quien Trump dirigió su sarcástico comentario, retándolo con su propia inteligencia.

Quienes admiran su inteligencia dicen que el talento está demostrado por su exitosa carrera empresarial. Tampoco, dicen, se puede desconocer su inteligencia para el mercadeo político, que lo condujo al poder.

Quizá se está juzgando dos cosas distintas: la inteligencia y la sabiduría. Sabio es quien ha logrado unir el conocimiento a la ética, que demuestra capacidad de lograr la armonía de su vida con el universo.

Un sabio no juzga, solo entiende, no divide el mundo entre buenos y malos; en realidad evita dividir y procura unir. Si aceptamos esta definición, Trump puede ser inteligente, pero nada sabio.

Sin embargo, la historia política de la humanidad está escrita por gobernantes inteligentes, más que por gobernantes sabios. Y tiembla uno al pensar en la inteligencia de personajes como Napoleón Bonaparte, José Stalin y Adolfo Hitler, por mencionar solo algunos nombres.

Cada uno de ellos fue suficientemente inteligente para construir su propio imperio, a costa de la muerte y la destrucción de millones de seres humanos. Pero, tarde o temprano todos esos imperios se destruyeron y sus propios pueblos derramaron sudor, sangre y lágrimas.

Ah, si la inteligencia de cada uno de ellos hubiera estado acompañada de sabiduría, habrían transformado el mundo para bien y evitado su autodestrucción. Tomemos por exponente a Hitler, cuya ‘genialidad’ logró el milagro de transformar a Alemania en potencia económica y militar en menos de 20 años. Y la Alemania nazi de Hitler puso de rodillas al mundo. Todo para qué, para que poco después volviera a caer ella misma de rodillas.

Hitler pudo ser muy inteligente, pero nunca más inteligente que los sobrevivientes alemanes juntos. Ellos, forjados en la sabiduría que nace de experiencias dolorosas, han construido una historia verdaderamente exitosa de su país, en estos 70 años. Algo va de la sabiduría con que Merkel lidera la Comunidad Europea al inteligentísimo III Reich.

Es que la inteligencia, como la de Trump, la de Hitler y otros caudillos “exitosos”, es individual. La sabiduría, por el contrario, es de conexiones colectivas; puede provenir de un individuo, pero se une con la humanidad y la humanidad con el universo.

Que Trump tenga un IQ elevado no me sorprendería. En realidad, si nos descuidamos, podría hacer que Estados Unidos ponga al mundo de rodillas.

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