IQ versus edad y confiabilidadde los candidatos

José Germán Zarama De La Espriella

El marketing político, híbrido entre ciencias políticas y mercadeo, analiza el subconsciente popular con el objetivo de “vender” las bondades de determinado candidato. La propaganda, que es el término analógico en política con la publicidad comercial, busca magnificar las cualidades del producto que promueve comparado con sus competidores. Pero también existen promociones negativas, como en el marketing comercial, concentradas en resaltar los posibles defectos del ‘producto-candidato’ competidor.

En este contexto de proselitismo político se caricaturizan los candidatos. No es raro entonces que uno de los candidatos, Iván Duque, haya sido calificado por un connotado periodista político como ‘mozalbete inteligentón’. La frase, por cierto sarcástica, buscaba frenar la creciente aceptación, medible en encuestas, de un candidato que no era el preferido de Fernando Londoño, el proselitista en cuestión. La intención aparente era cuestionar a nivel subliminal dos características importantes del candidato confrontado: juventud e inteligencia. Esta estrategia no funcionó y Duque fue elegido candidato del Centro Democrático.

Resuelta en primera instancia la candidatura del CD a favor de Iván Duque, viene ahora el dilema de mercadeo de imagen del candidato. La última encuesta electoral, de Cifras y Conceptos arroja cuatro punteros, que estarían compitiendo por dos cupos a la segunda vuelta presidencial. Fajardo, 19%; Petro, 16%; Vargas Lleras 10%; y, entre ellos estaría Duque, con el 8%. Duque sería el cuarto viable, si logra superar la nueva prueba y fortalecerse suficientemente en la “alianza” con Ramírez y Ordóñez.

En este contexto viene a la memoria una reciente“entrevista” periodística a los candidatos Fajardo y Duque, cuando les preguntaron cuál es el páramo más grande del mundo. Duque respondió con precisión asombrosa. Mientras tanto, Fajardo falló en recordar la respuesta, pero acudió a la lógica para restar importancia a la memoria en el papel de un líder. Nadie niega la inteligencia, medida en conocimientos y dialéctica, de Iván Duque. Pero, a pesar de su controvertible respuesta, Fajardo prueba tener una trayectoria académica respetable en su profesión de matemático. Es un hombre maduro, con una apariencia personal y formación joven. Uno diría, parodiando la caricatura proselitista asignada a Duque, que es un ‘matemático muchachón’. Vargas Lleras, el tercero entre los punteros, si se excluye a Petro, es uno de los candidatos más preparados que haya tenido el país. Definitivamente, ni se caracteriza como muchacho ni como “inteligentón”, pero nadie duda de su capacidad intelectual. Tampoco dudo de la inteligencia de Petro.

A todas estas, cabe reflexionar que los conocimientos no son exactamente lo mismo que la inteligencia, ni la inteligencia es la memoria, ni la memoria es un reflejo de la ética. Al final, todo parece indicar, en la segunda vuelta saldrá elegido quien menos polarización y mayor confianza genere en la nación.  

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