La hipótesis de que el mundo puede ser una simulación es bastante antigua. De hecho, Platón la describió como ‘la caverna’, alegoría de la realidad planteada en La República. Pero tal posibilidad ha empezado a ser considerada científicamente gracias a Nick Bostrom. Estefilósofo de Oxford planteó en su libro Superintelligence que la realidad es solo una simulación virtual, de la cual los humanos no estamos conscientes. Y la idea, que se relacionaría con películas como Matrix y la serie de Netflix, The Black Mirror, cobra vida en nuestra política.
El informe periodístico de EL ESPECTADOR ‘Así se fabrican las noticias falsas: ¿Creería usted esto que dicen Fajardo, Duque, Petro y Vargas?’, deja claro el uso de las actuales tecnologías ‘tic’, para crear modernas ‘cavernas republicanas’ o ‘matrix’ sociales. Se trata de otra de las estrategias propagandísticas de mundos simulados difíciles de distinguir de la realidad. Y esta vez, a diferencia de la caverna de Platón, las cadenas que nos atan no son físicas sino mentales. La única manera de escapar de estas “cavernas”, es hacer conciencia de la realidad y quizás detectar y penalizar el origen de las noticias falsas. Así lo cree Juanita León, de la Silla Vacía.
Este tipo de pedagogía periodística sirve a la maduración y supervivencia democrática. La investigación citada demuestra el peligro de que todos nos equivoquemos ante la supuesta evidencia de noticias falsas. Antes se decía, con indudable acierto, que “el papel aguanta todo”, previniendo a la gente sobre la supuesta credibilidad de los textos escritos. Entonces la gente empezó a confiar más en lo que oían y veían en los medios. Esto ya no es así por los avances tecnológicos que nos permiten crear sofisticados mundos virtuales. Tan sofisticados que incluso producen sensaciones ‘reales’, como en ciertos teatros de 3-D como Maloka.
¿Pero quiénes en nuestra presente contienda democrática son los victimarios y quienes las víctimas? Aparentemente, según el artículo mencionado, casi todos son víctimas: Fajardo, Duque, Petro y Vargas. Tal vez, aunque no hagan parte de la crónica, haya videos y audios desprestigiando a la totalidad de los candidatos. Pero es difícil asegurar cuáles candidatos llevarían una agenda oculta que apruebe este tipo de propaganda sucia, por cierto nada nueva, pero ahora apoyada tecnológicamente.
Y, por desgracia, son muchos los contactos de amigos y conocidos de todas las tendencias políticas en las redes sociales, que sirven a ‘la caverna’ o promueven la ‘matrix’. Algunos son dialécticamente convincentes, más no por ello confiables. En principio les deberíamos creer menos entre más audios y videos políticos remitan por las redes sociales. Ahí, como dice la sabiduría popular, nuestro familiar o amigo puede ‘tener un gato encerrado’, tan incierto como la paradoja de Schrödinger.
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