Latinoamérica y las seudo-democracias

José Germán Zarama De La Espriella

La situación de Nicaragua es indignante. La represión militar, ante la rebelión popular que se inició contra el régimen de Daniel Ortega hace casi dos meses, acumula 145 muertos. Pero la opinión pública colombiana, así como la internacional, no se ha movilizado tanto como lo hizo hace un año contra las masacres de Maduro. Quizás sea por el tamaño de esta ‘banana-republic’, cuya población es cinco veces menor que la venezolana así como, en comparación, su economía es insignificante.

Y es que este dato, precisamente, permite dimensionar el tamaño del genocidio, que demográficamente equivaldría a que en Venezuela hubieran sido asesinados 750 opositores. Cabe recordar que en el país bolivariano se contabilizaron 135 muertos en cuatro meses de marchas antirégimen chavista.

Lo cierto es que, aparte de escribir y opinar, es poco lo que podemos hacer para no morirnos de impotencia ante semejantes atropellos humanos. Y, en efecto, estos recursos deliberativos son privilegios de alguna manera catárticos, que aún podemos agradecer a nuestra democracia. Sí, a pesar de todo lo cuestionable que sea nuestra democracia, es una verdadera democracia, a diferencia de las seudo-democracias citadas.

Claro, estas últimas “repúblicas”, no actúan solas, pues se identifican sistemáticamente con dos países más del subcontinente latinoamericano: Cuba y Bolivia. En este punto cabe detenernos para reconocer con algún optimismo que hace tres años las seudo-democracias no eran cuatro, sino siete, el 35% de 20 países.

Y me refiero en esta columna a seudo-democracias para catalogar aquellos países cuyos regímenes se caracterizan al menos por tres aspectos comunes. El primero, es tener presidentes que permanecen en el poder más de diez años, solos o de ‘putinesca’ manera (la Rusia del “zar” Vladimir). En estos últimos casos el poder se alterna con un familiar, sea cónyuge, hermano o subordinado durante su gobierno. Este es el caso de los siete ‘países diferentes’ hasta 2015. Repasemos la lista, que denominaré de ‘los siete seudos’: Cuba, “presidentes” Fidel y Raúl Castro (1959-2018...); Venezuela, presidentes Chávez y Maduro (1999-2018...); Brasil, presidentes Lula y Dilma Roussef (2003-2016); Argentina, Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015); Bolivia, presidente Evo Morales (2006-2018...); Nicaragua, presidente Ortega (2007-2018...); Ecuador, presidente Correa (2007-2017).

La segunda característica, que ha identificado a estos regímenes, es precisamente su nepotismo, llevado hasta el ridículo. Algunos de estos presidentes no tuvieron vergüenza alguna en dejar a sus familiares más cercanos como sucesores directos en el poder o haberlos nombrado en posiciones clave del Estado. La tercera característica, y quizás la fundamental, es la falta de respeto absoluto por los principios de Montesquieu, de independencia de poderes. Ciertamente, con diferentes grados de afectación, los siete regímenes enunciados han nombrado jueces y cambiado constituciones a su antojo.

Votemos hoy para fortalecer nuestra democracia.

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