Cantinflas

Han pasado más de seis décadas desde cuando niños y adultos acudían al Teatro Tamaná o a la función social (dos películas por el precio de una) del Teatro Imperial para ver las películas de Cantinflas.

Esta leyenda del cine mexicano, que marcó una época, era una novedad por la sola posibilidad de sentarse a ver una película en español, en una época en la que el cine se producía en idiomas diferentes al español y había que leer los subtítulos.
Mario Moreno, Cantinflas, con su bigote pequeño, sus pantalones anchos y caídos, sostenidos por tirantas, su camiseta barata, el pañuelo al cuello, el sombrero y el infaltable cigarrillo, era una persona esencialmente buena, que retrataba personajes de la época: interpretó al bombero, al galán y al portero: fue sacerdote, torero, ministro, embajador, patrullero, policía y un sinnúmero de otros roles que conforman su filmografía de más de cincuenta películas y cortometrajes. Hoy sus películas se consiguen en las tiendas especializadas y la gente sigue riendo como la primera vez porque, de alguna manera, su interpretación y sus personajes siguen vigentes.
Su forma de expresarse también hizo historia, hasta el punto de que el verbo cantinflear se incorporó al diccionario de la RAE, para mostrar un tipo de expresión que refleja una persona que habla mucho y da rodeos a la par que habla un lenguaje muy rápido, como para desconcertar y, finalmente, comunicar poco.
Cantinflas nació en México el 12 de agosto de 1911 y esta semana, y durante el mes, los mexicanos lo recuerdan con mucho afecto. Se proyectan películas, se exponen afiches e imágenes, se venden colecciones con su obra. Este mes se lanza la línea Cantinflas que incluye ropa, juguetes, chocolates, vajillas, chile en polvo, una línea de cocina y de baño.
A estos artículos se sumará el lanzamiento de la película ‘La vuelta al mundo en 80 días’ en 3D, tres temporadas animadas de la serie ‘El mundo de Cantinflas’, una película inspirada en la vida del actor, y libros que cuentan su vida y obra. Fue una época que también dejó una marca en Ibagué en la década de los cincuenta y sesenta, que vale la pena recordar.


EL NUEVO DÍA

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