De secuestros y secuestrados

En medio de lo que ya parece un sainete no sobra volver a reclamar por la liberación de quienes sí padecen el secuestro en todas sus abominables concepciones para que esta liberación se produzca ya, sin condicionamientos ni demoras.

Con cada día que pasa se generan más interrogantes y suposiciones con respecto al caso del secuestro y liberación de la niña Nohra Valentina Muñoz, la hija de 10 años del alcalde de Fortul en Arauca.

Por supuesto que el plagio de la menor causó el natural revuelo dentro y fuera del país y llevó a intervenir a las autoridades colombianas, así como a organismos internacionales como la Cruz Roja y a pronunciarse al propio Papa.

Tras varios días en los que se ignoraba el destino de la secuestrada se produjo una rápida liberación y desde ese momento no han cesado de crecer las cábalas y especulaciones.

Por ejemplo se recalca que el padre y la madre de la menor han dado pruebas de un estoicismo a toda prueba que no se resquebrajó ni siquiera en el momento de la liberación.

La misma niña ha dado muestras de una madurez extraordinaria para sus años y pese a haber pasado varios días en poder de los secuestradores salió de su retención sin que se le aprecie afectación alguna, la misma noche de su liberación se reunió en una celebración con sus amiguitos y al otro día daba declaraciones a la radio con tal desparpajo como si el penoso trance del secuestro fuera cosa de rutina o asunto propio de su edad.

Más tarde se vino a saber que el proceso de liberación fue coordinado desde Pereira y con la intercesión de la Cruz Roja, mientras el ELN acusaba a las FARC, estas se declaraban inocentes del plagio y el Gobierno especulaba sobre la participación de funcionarios en el galimatías.

Finalmente y mientras el Ministro del Interior y el Vicepresidente unifican criterios, son repetidos los reclamos para que quienes han intervenido en el asunto permitan dilucidar la verdad en medio de tantos comportamientos extraños y tan inusuales eventos que, afortunadamente, no parecen haber afectado a la protagonista.

En medio de lo que ya parece un sainete no sobra volver a reclamar por la liberación de quienes sí padecen el secuestro en todas sus abominables concepciones para que esta liberación se produzca ya, sin condicionamientos ni demoras.

EL NUEVO DÍA

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