Política corporativa y ejercicios de memoria

Repetidas conductas que solo tienen un origen y un solo beneficiario y que no corresponden a una cortina de humo, sino a actividades por fuera de la ley que deben ser investigadas y de comprobarse su relación y veracidad deben conducir a las debidas sanciones si los protagonistas no han evadido a la justicia.

Las extensas y explosivas declaraciones que otorgó el ‘hacker’ Andrés Sepúlveda y que se pueden oír en su integridad en la edición electrónica de semana.com han suscitado una enorme controversia que, como todo lo que tiene que ver con el Centro Democrático y su jefe el senador Uribe divide al país en dos bandos irreconciliables.

El excontratista de la campaña de Óscar Iván Zuluaga se despacha contra el candidato y su hijo David, contra el asesor espiritual de la campaña y ahora contratista del Senado Luis Alfonso Hoyos, contra la representante María Fernanda Cabal, el senador Uribe y el procurador Ordóñez.

Entre otras cosas pone de presente los nexos de algunos militares vinculados a la tristemente célebre Sala Andrómeda con un complejo montaje de intervención telefónica al proceso de paz de La Habana, los delegados del Gobierno y la guerrilla a los diálogos y el presidente Santos y su hija, los Gaviria (César y Simón), los tres hermanos Galán, el alcalde Petro, el fiscal Montealegre, el senador Cepeda y hasta Enrique Peñalosa.

Ya de un lado y otro han salido los unos a tildar las declaraciones de ser una cortina de humo para ocultar múltiples desafueros del Gobierno y los otros a señalar a los acusados por Sepúlveda de conformar una organización criminal que debe ser investigada con base en los precisos señalamientos.

Todo lo anterior obliga, en un país de frágil memoria en el que muchos personajes de la vida pública parecen haber estado internados por un decenio en un aislado monasterio tibetano, a hacer un resumen de actividades y acciones del pasado reciente y de las vinculaciones de los personajes que las protagonizaron.

Para no extender demasiado el relato vale la pena iniciar con el hoy detenido exgeneral Mauricio Santoyo (quien purga una pena de 13 años en una prisión federal de los Estados Unidos).

Siendo coronel fue comandante de la regional del Gaula de la Policía en Medellín y de allí salió para ser jefe de seguridad presidencial de Álvaro Uribe. La Procuraduría de entonces lo destituyó por haber ejecutado 1449 “chuzadas ilegales”. Reingresó a la Policía por cuenta de un proceso en el Consejo de Estado liderado por el hoy procurador, Alejandro Ordóñez, y es ascendido a Brigadier general con la oposición de muy conocidos senadores.

Salió de la Presidencia y fue nombrado en un cargo diplomático en Italia, para finalmente ser procesado por sus nexos con las AUC y el pago que recibía de los criminales por el suministro de información confidencial, lo que produce la condena que actualmente purga.

En seguida es preciso mencionar a Jorge Aurelio Noguera Cortés, un abogado sin experiencia en seguridad que por haber sido jefe de la campaña de Uribe en Magdalena fue nombrado Director del DAS y desde allí se dedicó a suministrar información a narcos y paramilitares para evitar la acción de la justicia y, a la vez, promover asesinatos y atentados contra quienes no compartieran sus ideas y afinidades.

La evadida María del Pilar Hurtado, también Directora del DAS en tiempo de Uribe, bajo cuya dirección el organismo se dedicó a hacer interceptaciones ilegales a los magistrados de la Corte Suprema, a funcionarios judiciales, a congresistas, columnistas y sindicalistas que se manifestaran opositores del gobierno de Uribe.

El investigado Bernardo Moreno, quien desde la Casa de Nariño habría coordinado todas las labores de interceptación y ‘chuzadas’ a quienes no comulgaban con los designios presidenciales.

Repetidas conductas que solo tienen un origen y un solo beneficiario y que en nada corresponden a una cortina de humo, sino a actividades por fuera de la ley que deben ser investigadas y que de comprobarse su relación y veracidad deben conducir a las debidas sanciones si los protagonistas no han evadido a la justicia y se encuentran en el extranjero.

REDACCIÓN EDITORIAL

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