Para despejar cualquier duda

Son numerosas las lucubraciones e interpretaciones que se dan al fenómeno, desde quienes le achacan las dolencias a algún componente de la vacuna hasta quienes lo suponen un caso de histeria colectiva.

La vacuna contra el virus del papiloma humano VPH ha sido considerada un significativo avance en la protección de las mujeres y el control de dolencias que causaban millones de muertes y padecimientos sin cuento.

En Colombia la vacuna se aplica gratuitamente a niñas y jóvenes y las autoridades de salud consideran a esos programas como uno de los logros más importantes en salud pública.

Por cierto, y ante críticas y señalamientos que algunos sectores han formulado desde las primeras inoculaciones masivas el Ministerio de Salud ha dado cuenta del incondicional apoyo que le han brindado a la vacuna tanto la Organización Mundial de la Salud OMS como la Organización Panamericana de la Salud OPS , respaldo que se basa en las pruebas e investigaciones realizadas no solo por los descubridores de la vacuna sino por autoridades de salud alrededor del mundo que, hasta ahora, no han encontrado efectos colaterales que susciten alarma.

Sin embargo, en el municipio del Carmen de Bolívar y otras poblaciones de la región de los Montes de María se ha presentado un incidente colectivo en el que más de 300 niñas (todas recipientes de la vacuna) sufren trastornos, desmayos, dolores de cabeza y problemas de locomoción que han hecho colapsar los servicios de salud de la región, cundido el pánico en las familias, obligado a trasladar los casos más complejos a Bogotá y a desplazar una comisión de toxicólogos para investigar lo sucedido.

Son numerosas las lucubraciones e interpretaciones que se dan al fenómeno, desde quienes le achacan las dolencias a algún componente de la vacuna hasta quienes lo suponen un caso de histeria colectiva.

El Ministerio de Salud se mantiene en su posición en el sentido de que no existe sustento para culpar a la vacuna de lo sucedido, pero del otro lado aparecen casos aislados de meses atrás con síntomas similares en Cali y el Valle del Cauca, a más de pronunciamientos de una organización española de opositores a la vacuna, que habla de cientos de casos ocurridos en la península, tres de los cuales terminaron con la muerte de las afectadas.

Con justa razón las familias de las niñas reclaman claridad pronta sobre el tema, que arroja sombras sobre los programas de vacunación del Gobierno pues no debe olvidarse que por ignorancia y por equivocadas consignas de algunas sectas religiosas hay prevenciones sobre la bondad y eficacia de tan significativos logros para la humanidad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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