Asuntos del café

El tiempo pasó y así ocurrió con las elecciones, a lo que debe sumarse lo ocurrido con el mercado internacional del café, problemas del clima en Brasil y una inesperada apreciación del dólar que han repercutido en los precios del grano tanto externos como internos.

En días pasados se hacía mención en este espacio del enorme cambio registrado en las posiciones del sector cafetero con relación a lo que acontecía meses atrás en pleno debate electoral.

Como bien lo recuerda el lector el gobierno estaba agobiado por protestas campesinas en las que en inconcebibles alianzas se mezclaban los extremos del espectro político y, a más de extraer onerosos compromisos del Ejecutivo, amenazaban con dar golpe de estado a las directivas de la Federación.

El tiempo pasó y así ocurrió con las elecciones, a lo que debe sumarse lo ocurrido con el mercado internacional del café, problemas del clima en Brasil y una inesperada apreciación del dólar que han repercutido en los precios del grano tanto externos como internos. Por cierto, la agitación contra las directivas de la Federación menguó y ha quedado reducida a dos departamentos.

A lo anterior debe añadirse que la distribución espacial de la producción de la rubiácea en Colombia ha sufrido notorias modificaciones en los últimos años y la predominancia de la llamada zona cafetera es cosa del pasado, pues ahora el departamento con mayor producción es el Huila, seguido por Antioquia y Tolima que con el 12.7 por ciento de la producción nacional ocupa el tercer puesto. En un distante cuarto lugar aparece Caldas con apenas el 9.5 por ciento. Vale decir que el Tolima Grande sumadas las producciones de Huila y Tolima montan cerca de la tercera parte de la producción nacional, a lo que ha de añadirse que en los dos departamentos se concentra también la producción de café de selección.

Paradójicamente lo que ocurre con la producción no repercute ni en las inversiones de la Federación ni, mucho menos, en las instancias de dirección de la Federación por lo que va siendo hora de que el gremio de la región comience a reclamar lo que le corresponde, pues si bien el gremio no tiene la incidencia del pasado ni la caficultura la importancia de otrora, sí es mucho lo que puede hacer por las regiones y por proyectar nacionalmente a los cuadros del departamento. Más aún cuando se está viviendo un excepcional momento de auge que bien puede prolongarse por unos años más.

REDACCIÓN EDITORIAL

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