Llorar por los muertos

Que no esté lejano el día y que si se consigue pueda registrarse que en el acuerdo participan todos y cada uno de los que actualmente conforman los grupos guerrilleros y no resulten conformando grupos de renegados que continúen en el sendero de la violencia.

En una apartada región del departamento de Córdoba murieron en una emboscada siete policías y tres más quedaron heridos. La muerte fue particularmente cruel, pues algunos de los uniformados fueron asesinados con tiros de gracia.

La Policía informa que quienes realizaron la masacre hacen parte de una alianza entre una banda de la familia Úsuga y un frente de las Farc que opera en la zona y que es liderado por un familiar de los de la banda criminal.

Añade la Policía que a más de los nexos familiares la acción conjunta se deriva de la identidad y distribución de labores en la producción y distribución de narcóticos.

Lo ocurrido es otro doloroso episodio de una guerra estúpida en la que, como es usual, los muertos los ponen las familias de menores recursos a quienes las armas son casi la única opción laboral, sin importar el lado en que se encuentren en el conflicto.

Razón de más para agilizar el proceso que conduzca a finalizar la confrontación y sentar las bases para que todos los recursos que hoy se esterilizan en la guerra sirvan para crear las condiciones en que todos tengan opciones y las oportunidades se multipliquen en tareas de progreso y beneficio colectivo.

Por supuesto, que los lamentos por los muertos, los heridos y la destrucción han de continuar dentro de la absurda lógica (¿habrá lógica en la guerra?) que impera en la confrontación y solo terminará cuando se establezca un cese al fuego bilateral y confiable, seguido por una entrega de armas de la guerrilla. Que no esté lejano el día y que si se consigue pueda registrarse que en el acuerdo participan todos y cada uno de los que actualmente conforman los grupos guerrilleros y no resulten conformando grupos de renegados que continúen en el sendero de la violencia.

¿Cuándo será que termina el doloroso proceso de llorar por jóvenes que apenas afloraban a la vida y libraban una guerra sin sentido?

REDACCIÓN EDITORIAL

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