De nuevo el ébola

De hecho los Estados Unidos ha despachado a un contingente militar de tres mil hombres (a falta de un contingente médico) para colaborar en las labores logísticas de la emergencia en Liberia y anuncia un aporte de un millardo de dólares para colaborar con la crisis.

Para algunos apareció como carente de previsión la declaración de autoridades colombianas de salud acerca de la casi nula posibilidad de que la epidemia de ébola, que afecta a varios países africanos, pudiera llegar al país en algún momento.

A lo mejor los pronunciamientos obedecían a la percepción mundial de que el fenómeno estaba circunscrito a Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, lugares donde parecía controlada la expansión de la plaga.

Esa despreocupación permitió el contagio a miles de personas en los citados países de África Occidental, con altísimo índice de fatalidades, que aunada a la precaria situación de los sistemas de salud de esa región amenaza con convertirse en un desastre de proporciones bíblicas, al punto de que los seis mil contagiados de hoy en día y las tres mil muertes reportadas se especula que puede pasar a más de un millón de contagiados para el próximo enero.

Del descuido de hace tres meses se ha pasado a la alarma y el tema del ébola comparte escenario con la amenaza de los radicales musulmanes en las asambleas de los organismos multilaterales. De hecho los Estados Unidos ha despachado a un contingente militar de tres mil hombres (a falta de un contingente médico) para colaborar en las labores logísticas de la emergencia en Liberia y anuncia un aporte de un millardo de dólares para colaborar con la crisis. Cuba, a su vez, ya envió 130 médicos especializados en epidemias y anuncia un contingente adicional de otros 270 galenos.

Por su parte, Sierra Leona estableció una cuarentena de tres días a toda su población en el último fin de semana (en la que descubrió otros 180 contagiados) y ha vuelto a implantar la medida en regiones específicas donde habita un millón de personas.

Las precauciones deben extremarse ya que no existen vacunas ni cura para una enfermedad que es mortal en el 90 por ciento de los casos, que los medicamentos que han sido de alguna utilidad se agotaron en pocos días y solo los produce un pequeño laboratorio de muy limitada capacidad y que los estragos pueden ser inconmensurables en regiones con un sistema de salud vulnerable.

Cierto es que de las zonas afectadas hay no menos de 10 horas de vuelo y muy pocos viajeros llegan de allí a países como Colombia, pero debe resaltarse que no hay ningún aeropuerto colombiano dotado de los complejos equipos de aislamiento requeridos para una enfermedad de esta índole, a más de que no existe personal capacitado para el manejo de tales emergencias. De otro lado, regiones como el Tolima viven una emergencia hospitalaria incapaz de medirse a una epidemia de esa magnitud, agresividad y gravedad.

REDACCIÓN EDITORIAL

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