Complejas e ineludibles tareas

Se propone la reparación de las víctimas y la restitución de las tierras mediante acciones concretas que van desde legales, con expropiaciones incluidas, y apoyos económicos y de transferencia tecnológica para los afectados

Gobiernos buenos, regulares y malos, así como democracias y dictaduras y administraciones ineficientes o despilfarradoras, siempre tendrán sectores que loas han de criticar. Abiertamente y en los medios cuando se trata de democracias o con acoso, en la clandestinidad y con peligro de detención o muerte en el caso de las dictaduras de todos los pelambres.

En Colombia, donde las razones para la crítica se acumulan con el paso de los siglos y donde la oposición es un elemento indispensable para la supervivencia de la precaria democracia, en ocasiones se llega a extremos que desbordan el razonado uso de la crítica y la oposición.

Para el efecto basta ver algunos ejemplos que se refieren a decisiones recientes de los organismos gubernamentales.

En educación, existe claro conocimiento, derivado de concienzudos estudios internacionales, acerca de la necesidad de tener establecida jornada única en las instituciones escolares, a la que debe sumarse una enorme inversión para atraer a más y mejores maestros con altos parámetros en su formación. Un programa en esa dirección fue anunciado por el Gobierno, que implica la construcción de nuevas y modernas instalaciones escolares, así como la restauración y ampliación de las existentes. La inversión en educación en el presupuesto de 2015 suma entonces 27 billones de pesos, el rubro más alto del presupuesto, que algunos estiman se queda corto, pues lo calculan en 40 billones de pesos con todas las otras necesidades del sector.

Muchos se quejan del atraso en la infraestructura vial del país y reclaman eficientes e inmediatas inversiones en proyectos de enorme calado. De nuevo, las solas inversiones en autopistas llamadas de 4G se estiman en 40 billones de pesos.

Estudios irrefutables estiman que la violencia en todas sus formas y por diferentes protagonistas ha producido el desplazamiento forzado de más de cinco millones de colombianos y la usurpación de más de ocho millones de hectáreas en los últimos cuatro lustros. Se propone, entonces, la reparación de las víctimas y la restitución de las tierras mediante acciones concretas que van desde legales, con expropiaciones incluidas, y apoyos económicos y de transferencia tecnológica para los afectados. Vienen entonces las críticas porque se van a tocar intereses de ciertos grupos que han participado, de una u otra manera, en la usurpación de las tierras y que son muy afines a ciertos grupos políticos.

Todas y cada una de ellas (para no hablar de lo que debe hacerse en salud, justicia, vivienda, saneamiento básico, seguridad...) requiere de dinero, el cual solo puede provenir del ahorro y la frugalidad (con afectación de la burocracia) o de mayores impuestos para los que pueden y deben pagar (dentro y fuera del país), no obstante, entonces se habla de masacres laborales y de poner en peligro los intereses económicos de ciertos grupos si se pretende gravar a los que tienen los dineros (bien o mal habidos) escondidos en paraísos fiscales.

Sin duda es difícil gobernar en tales circunstancias, pero nunca se podrá tener contentos a todos simultáneamente.

REDACCIÓN EDITORIAL

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