Prevenidos

Los hechos volvieron a colación en un debate de control político en el Congreso en el que se llamó la atención por la laxitud con la que se ha tratado esa denuncia al interior de la Policía. Por cierto, al coronel Velasco se le ha asignado a un cargo diplomático y tras el debate han sido retirados ocho miembros de la Policía.

A comienzos del siglo hubo relevo en la Alcaldía de Ibagué y a Carmen Inés Cruz la sucedió Jorge Tulio Rodríguez Díaz. En el Comando Departamental de Policía Tolima ocurrió algo similar, el en ese entonces coronel, Luis Alberto Gómez Heredia dejaba su cargo en medio del reconocimiento ciudadano y tras una exitosa gestión el general Gilibert designó para el cargo a su pariente político, el coronel Ciro Hernando Chitiva, quien venía de ocupar el mismo cargo en el Cesar.

Por la época se presentó el auge económico y social del narcotraficante Eduardo Restrepo Victoria, oriundo de Garzón, con nexos con el cartel del Norte del Valle y acogido con gran beneplácito por un conocido sector de empresarios, banqueros, políticos y hacendados del Tolima.

En poco tiempo el Alcalde, el Comandante de la Policía y Restrepo forjaron una muy comentada y pública cercanía que, entre otras cosas, permitió que a Restrepo se le entregara el Coliseo de Ferias de propiedad del municipio para utilizarlo como pesebrera para sus bestias.

La cercanía se hacía evidente por cuenta de continuas y estruendosas cabalgatas o cierres de vías y sectores de la ciudad en las que departían los mencionados con la protección y el beneplácito de la Policía.

Los antecedentes de Chitiva en Valledupar quedaron bien descritos en una crónica de Alberto Salcedo Ramos publicada en la revista Soho que recibió el Premio Simón Bolívar de Periodismo del 2012 y que relataba que mientras se buscaba por tierra, mar y aire a Diomedes Díaz por el asesinato de una joven, el cantante y Chitiva iban de parranda en parranda y en una grabación de la canción Cabeza de hacha, Díaz saludaba al oficial con un grito. “Mi coronel Ciro Hernando Chitiva ¡insignia nacional!”. Indagaciones de la época señalaban a Chitiva de nexos con los carteles de gasolina y los paramilitares del Cesar.

La situación en Ibagué se tornó escandalosa y permeó a la oficialidad de la Policía de manera que desde la Dirección Nacional se envió a un grupo investigador que condujo a la separación del cargo de Chitiva y a seis oficiales del estado mayor regional por nexos con Restrepo.

Retirado del comando Chitiva sufrió un atentado en Bogotá en un lavadero de carros en el que (dice Alexánder Correa en un libro sobre “El Socio”) el oficial perdió el órgano masculino por un disparo.

De Restrepo, casi todos (hay quienes lo siguen considerando un empresario y van a los juzgados a aseverarlo) saben de sus condenas en Colombia y Estados Unidos por conformación de grupos armados y narcotráfico.

Unos años después vino como comandante el coronel Santoyo, de todos conocido por el escándalo de su hermano que lo tiene en una cárcel estadounidense.

Hace 10 meses fue nombrado en el Comando Departamental el coronel Elber Velasco que tres años atrás había sido denunciado por la valerosa investigadora y hoy senadora Claudia López por nexos con la organización criminal de Marcos ‘Marquitos’ Figueroa (detenido en Brasil) y el exgobernador Francisco Gómez “Kiko”, condenado y separado del cargo, a quienes se les acusa de más de 100 asesinatos y liderar el contrabando de gasolina y narcóticos así como de paramilitarismo en la Guajira y el Cesar.

Los hechos volvieron a colación en un debate de control político en el Congreso en el que se llamó la atención por la laxitud con la que se ha tratado esa denuncia al interior de la Policía. Por cierto, al coronel Velasco se le ha asignado a un cargo diplomático y tras el debate han sido retirados ocho miembros de la Policía.

Habrá que permanecer alertas e indagar por los antecedentes cuando se trate de ciertas nominaciones y traslados. También a la hora de votar.

REDACCIÓN EDITORIAL

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