De las dignidades

Por cierto, Miranda no parece tener claridad sobre la dignidad que ostenta y si algún decoro le queda debería renunciar.

En las sociedades existen algunas posiciones a las que se accede por cuenta de los méritos, los conocimientos y los antecedentes tras una vida llena de merecimientos y una conducta ejemplar. Al menos así se supone que debe ser.

No importa (y eso es lo de menos) si el individuo proviene de una humilde familia o fue criado en la abundancia y con todas las comodidades, lo importante es que lo merezca y tenga un comportamiento acorde con la dignidad alcanzada, la majestad que entraña el cargo que ocupa y sujeto a la ley y los códigos (al menos eso es lo que se espera en un sistema democrático).

Pues bien, durante los últimos días se ha escenificado un episodio sobre el que se ha levantado enorme controversia y que tiene como telón de fondo las mencionadas dignidades y majestad. El Presidente de la Corte Suprema de Justicia (nada menos) Luis Gabriel Miranda Buelvas, quien es oriundo de Ayapel en Córdoba y egresado de la facultad de derecho de la Universidad Autónoma, tiene para su comodidad y protección un vehículo blindado que le proporciona el Estado que debe ser conducido por un chofer asignado a esa tarea.

El miércoles 22 de octubre en las horas de la noche un hijo del Magistrado tomó el vehículo y más tarde fue encontrado por la Policía en un oscuro y aislado paraje de la capital. De allí en adelante las versiones sobre lo ocurrido difieren notablemente aunque varios videos de los hechos han sido profusamente divulgados en internet.

Según la familia Miranda, el joven había salido a adquirir unos dólares y tramitar unos papeles pues viajaba (como lo hizo) al exterior el día siguiente. La joven que lo acompañaba que se identificó como su novia dijo además que estaban en ese sitio esperando a la madre de ella; cuando llegó la Policía y sin mediar razón ni motivo la emprendieron contra el joven Miranda, lo arrojaron al piso, lo golpearon con un bastón y lo detuvieron en un claro abuso de autoridad.

Los videos mencionados muestran al Magistrado Miranda y a su esposa vociferando e insultando a los policías y la madre reclamando porque, según ella, iban a matar a su hijo.

La versión de la Policía da cuenta de que al acercarse al auto encontraron a la pareja cometiendo actos obscenos en la parte trasera del vehículo oficial y cuando se les requirió por la identificación se rehusaron a hacerlo y, luego, Miranda agredió a un uniformado. Más tarde cuando acudió el Magistrado amenazó a los policiales y partió con el auto y su hijo evadiendo el operativo policial prevalido de su cargo y en la mañana siguiente el joven Miranda salió del país.

No queda bien parado el Magistrado, pues por lo que se ve se equivoca de principio a fin del episodio. Igual de censurables resultan las actuaciones de su esposa y su hijo, así como la de una oficial de policía que increpó a los patrulleros por llevar a cabo una acción apegada al Código de Policía.

Por cierto, Miranda no parece tener claridad sobre la dignidad que ostenta y si algún decoro le queda debería renunciar.

REDACCIÓN EDITORIAL

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