En momentos de crisis

Que las Farc liberaran a todas las personas que tienen en su poder, llámense secuestrados, retenidos o menores de edad reclutados, así como proceder a revelar los sitios donde se encuentran los restos de todos aquellos que murieron en cautiverio o fueron ejecutados por el grupo guerrillero.

El delicado momento que se vive por cuenta de la retención del general Alzate y dos acompañantes en zona roja del Chocó obliga a que las partes actúen con el mayor cuidado so pena de echar a perder los dos años de conversaciones y la esperanza de una paz negociada, que nunca había estado tan cerca en más de medio siglo de conflicto.

Como es conocido el proceso tiene enemigos no solo al interior del Gobierno y en la oposición, como todos lo saben, sino al interior de las mismas Farc, entre los de su ala dogmática y guerrerista. Para unos y otros la ocasiones un regalo inesperado al cual pretenderán sacar los mayores frutos.

El resto, vale decir la mayoría de los colombianos y la comunidad internacional, mira con desasosiego la inexplicable e inesperada conducta de Alzate, los tremendos efectos que un manejo desbocado de la crisis puede tener y expresa, desde diversos lugares, fórmulas para que se pueda recobrar la dinámica que traía el proceso.

Lo primero que se ocurre es que el frente de las Farc que tiene en su poder al general y a sus dos acompañantes, los devuelva sin dilación como un gesto de paz, que puede complementarse con una declaración que establezca allí un territorio neutral, con supervisión internacional, donde cesen las acciones bélicas entre las fuerzas militares y los dos frentes guerrilleros que allí operan.

Si lo anterior se consolida, podría proseguir otro paso de buena voluntad: que las Farc liberaran a todas las personas que tienen en su poder, llámense secuestrados, retenidos o menores de edad reclutados, así como proceder a revelar los sitios donde se encuentran los restos de todos aquellos que murieron en cautiverio o fueron ejecutados por el grupo guerrillero. De esta manera se proyectaría un escenario completamente distinto que permitiría recobrar la fe en la propuesta de paz y le proporcionaría un mentís a quienes se confabulan contra la paz.

Dicen que el momento más oscuro ocurre poco antes de amanecer y para apostar en esa dirección se requiere de acciones audaces, rápidas y generosas.

REDACCIÓN EDITORIAL

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